Igual a mi Madre.

12.8K 56 21
                                    

No podía creer lo que mi Mamá me estaba dando, eran un par de medias negras, una tanga de hilo dental, un liguero y un babydoll del mismo color y material que el sujetador, era un conjunto de ropa erótica, de esas que usan las mujeres para seducir a los hombres y que solo había visto en películas para adulto.

-¿Qué es esto? ¿Por qué me das etas ropa? –Pregunte confundida y con los ojos casi de fuera.

-Es algo que les encanta a los hombres, Anahí. Sobre todo a tu padre, quien se vuelve loco cada vez que lo uso – Mi madre guiño un ojo, dio vuelta y siguió buscando algo en otro cajón, dejándome con aún más dudas.

-¿Pero por qué quieres que me la ponga?

-Te dije que buscaría alguna manera de que tu Padre te apoye, cuando me enseñaste lo que habías pedido pensé en esto, harás que él te vea como toda una mujer –Sacó un peluca negra que llegaba hasta los hombros con un pequeño fleco en la frente –Solo te hacía falta esto, Anahí. Ponte también tus zapatillas negras, te verás muy bien.

Me quede helada, no podía creer lo que estaba por pasar, yo vestida tan sexy y dejando ver casi mi cuerpo desnudo, a plena vista de mí Papá... ¿Qué es exactamente lo que ha planeado mi Madre?

-¿Estas segura de esto? –Pregunte aun incrédula, esperando que todo fuera una broma.

-No te preocupes, mi niña, esta todo fríamente calculado –Mi madre me empezó a explicar cada cosa que tenía que hacer, como me debía mover y que palabras usar. Mi madre era muy inteligente, no lo podía negar, pero esta faceta era algo completamente nuevo para mí. Me gusta y me gusta mucho.

Termine de ponerme esas prendas tan sexys y fui a verme en el espejo para comprobar lo bien que me veía. Podía verse todo mi cuerpo a través de la tela, claramente se podían ver mis senos como los pezones un poco erectos, mis caderas que se contoneaban al caminar, un trasero completamente redondo y lo que parecía una recién depilada vagina. Sin duda, lo único que se podía ver era una mujer enfundada en esa delicada y semitransparente tela.

Me puse un poco de maquillaje y un labial rojo que mi madre me había sugerido, baje a la sala donde mi padre se encontraba leyendo a media luz como cada noche antes de ir a descansar. Me detuve en la entrada de la habitación, donde la luz solo me daba en la espalda, haciendo que mi Padre solo pudiera ver la silueta de una mujer en babydoll, coloque una mano en mi cadera, la otra en mi cabeza y simule no verlo.

Aunque mi Padre estaba leyendo, el pequeño cambio en la luz de la sala lo hizo voltear hacia la puerta donde me encontraba yo. Dejo su libro en la mesita junto a él, sonrío y dijo con vos profunda.

-¿Qué haces vestida así, mi amor? Los niños podrían llegar en cualquier momento y encontrarnos haciendo cosas sucias...

-Perdón, Papá, creí que ya no había nadie en la sala –Interrumpí a mi Padre.

-¡¿Anahí, eres tú?¡ -Pregunto mi Papá exaltado.

Rápidamente encendí la luz dejándolo admirar mi cuerpo. Su mirada recorría cada rico de mí, buscando lo que claramente no estaba allí. Sus ojos eran cada vez más grandes, su piel se tornó blanca y su boca se abría lentamente.

-Pero... ¿Qué hiciste? Una cosa era que te vistieras como una chica y otra cosa es eso... -Levanto su mano derecha y uno de sus dedos señalo directo hacia mi entre pierna -¿En que estabas pensando?

-Solo quería verme más bonita ¿Me ves bonita? –Pregunte mientras me inclinaba un poco y movía ligeramente mis senos.

-¡Deja de decir estupideces¡ No eres mujer y ¿Por qué traes esa ropa? –Mi padre volteo hacia otra dirección.

-¿Cómo puedes ver en mí algo que no sea mujer? ¡Mírame! –Camine hacia él tratando de verme sexy, me senté en el sillón a su lado, cruce las piernas y puse mi manos en mis rodillas –Me siento cómoda con esta ropa ¿Crees que se me ve mal?

-Te ves igual a tu madre cuando era joven, pero eso no es importante –Mi Padre dijo apenado mientras seguía viendo hacia otro lado –Eres hombre, o por lo menos lo eras ¿Cómo pudiste hacerte esas cosas?

-Lo hice porque soy mujer y quería verme igual a mi Madre ¿A hora si crees que me parezco a ella?

Mi Padre volteo a verme directo a los ojos con un semblante serio, yo sonreí y lleve una mano hacia mi mejilla, esa era una expresión muy linda que mi Mamá hacia cuando trataba de terminar una discusión, al verla, mi Padre siempre sonreía y olvidaba su enojo.

Su mirada cambio y regreso su vista hacia otra parte –No eres una mujer, ellas tienen... Tú tienes... Ellas... -Mi Padre decía nervioso, tratando de encontrar algún argumento que lo apoyara –Tu no hablas como lo debe hacer una mujer.

-Lo empezaré a hacer desde este momento –Respondí como acto reflejo sabiendo exactamente a lo que se refería –Papi ¿Me da permiso de ir a mi habitación?

-¡Retírate! –Contesto refunfuñando.

-Muchas gracias, Papi, con su permiso –Me levante del sillón y camine hacia la salida, podía sentir su mirada en mi trasero.

-No quiero volver a verte paseando por la casa en lencería otra vez ¿Quedó claro? –Me dijo casi gritando mientras yo desaparecía de su vista.

En las escaleras Silvia y mi Madre escuchaba el espectáculo.

Travesti después de la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora