Capítulo 3

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Y aquí estoy de nuevo con otro capitulo para ustedes n.n 

No daré la lata así que pasen a leer.


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Varios días después...

El sol casi se encontraba sobre la montaña. Bajo su cabecita resignado sintiéndose sumamente triste por no haber sido capaz de ver a su amigo aquel día, sus saltitos eran lentos sin su ánimo habitual dando a entender que lo menos deseaba hacer era regresar a su hogar, pero algo que no estaba en sus planes ocurrió cuando se vio alzado desde su lomo, dejándolo indefenso.


— ¡Masaru eres el mejor cazador! — Exclamó una voz asustándolo tanto que comenzó a temblar — ¿Pequeño no te han enseñado que no debes ser amigo de los zorros? — Aquella depredadora de piel ceniza que vio un tiempo atrás apareció frente a sus ojos llorosos — Creo que no tienes unos buenos padres.

— ¡Mamá es la mejor! ¡No puedes decir eso! — Exclamó al instante al saber que hablaban mal de su madre sin importar en absoluto los dos depredadores frente a él, aunque su cuerpo no dejaba de temblar.

—Vaya, vaya sí que tienes agallas, aunque pensándolo bien claro que debes tenerlas si engañas a mi hijo haciéndote pasar por uno de nosotros — La fiera se acercó al gazapo quien asustado cerro sus ojitos de forma inconsciente, pero en vez de recibir la mordida que se imaginó pudo sentir como ella lo acariciaba con su delgado hocico — Eso me gusta, definitivamente no eres como los demás, eres realmente igual a ella.

— ¿Quién es ella?

—Una pequeña criatura que me salvó cuando más lo necesite — Hizo un gesto hacia el otro zorro y tras ello el gazapo pudo sentir cómo era devuelto al suelo, sus grandes ojos verdes observaron con duda a ambos carnívoros, aquel que lo había atrapado era por varios centímetros más grande y su piel mucho más oscura — Aunque lo más seguro es que no lo recuerde. Ahora creo que es tiempo de volver junto a tu madre — El pequeño no movió un músculo entre el miedo y la duda, fue entonces cuando la fiera dio unos pasos hacia él empujándolo con su hocico haciéndolo reaccionar.

— ¿Po-po... porque...

—Me pregunto porqué será, quizás porque eres su viva imagen — Cuestionó la depredadora al comprender la duda en el conejito que no era capaz de formar una frase debido al miedo — Puede ser que mañana venga el idiota de mi hijo, le encanta este campo de flores, pero hoy se quedó haciendo un concurso de cacería — Los ojitos verdes mostraron más temor al oír aquello — Vamos no pongas esa cara, más adelante quizás lo entiendas nosotros también debemos comer... por ahora ve con tu madre o la vas a preocupar — Empujó de una forma bastante fuerte el cuerpo peludo — ¡Espero no te desanimes y vengas mañana!


Tras decir aquello volteó al otro zorro dando a entender que era hora de retirarse, Izuku observó cómo sus cuerpos desaparecían tras los matorrales intentando comprender qué era lo que estaba sucediendo sin resultado alguno.


—Joven Izuku ¿Qué es lo que estabas haciendo? — La voz a su espalda lo hizo estremecer.

—Nada... yo sólo...

— ¿Es por eso que te gusta tanto venir sólo a este lugar? — Cuestiono haciendo que el gazapo bajará la vista arrepentido.

—Lo siento... yo...

—Aunque sí que las has hecho — Interrumpió acercándose al pequeño acariciando su cabeza — No has podido pensar una mentira más creíble que decir que eras un zorro ¡Vamos si no te pareces en nada!

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