Amy tenia atrapado a Tails por el brazo rumbo al centro del pueblo, no había gran cosa ahí, pero era su mejor distracción para ir junto a Sticks aparte del volcán.
—¿P-por qué la prisa? —preguntó un tanto agitado y sonrojado el zorro. "¿S-será que está ansiosa de pasar el día conmigo?", pensó impetuoso. El nervioso zorro estaba maquinando muchas ideas y pensamientos abstractos, no comprendía la razón, pero tenía demasiadas ganas por pasar el día con Amy, era como si nada más en su cabeza tuviera cabida.
—¡Vamos Tails!, no creo que esto sea lo más rápido que te han arrastrado— respondió entre risillas la erizo rosada.
Por un segundo, un pequeño momento tan efímero como el aleteo de una mariposa, cuando Amy volteó a mirar al zorro, este se sobresaltó, era como si el tiempo se hubiera detenido cuando la erizo lo miró. Un sentimiento de confusión se apodero del joven, pero no era desagradable sino todo lo contrario, felicidad, ansiedad, miedo, todo mezclado sin dejar de sentirse bien, como si esa nueva sensación hubiese existido desde siempre apoderándose de su cuerpo, como un shock eléctrico recorriendo cada fibra de sí al tiempo que un fuerte latido de su corazón devolvió el movimiento a todo a su alrededor.
—T-tienes razón —contestó sonriente el zorro que dejó salir una risa nerviosa, estaba disfrutando del contacto con Amy. "¿Qué es esto que siento?", meditaba Tails mientras iban en camino al centro.
Una vez en el decadente centro del pueblo, Amy parecía extasiada de mirar algunas tiendas de zapatillas y ropa, Tails por su parte se miraba divertido, la enérgica e inocente expresión de Amy ojeando cada aparador una y otra vez le daba una sensación de felicidad y aunque Amy ya supiera que era lo que había en ellos, le estaba dando gozo.
—Tails, ven a ver esto —dijo alegremente la eriza haciendo un ademan con la mano para que el zorro se acercara a mirar una curiosa bolsa rosa con encaje de color dorado, algo tal vez poco interesante para un chico, pero para Amy parecía una completa obra de arte.
—¿No te encanta? —preguntó efusiva la eriza. Los ojos brillantes de Amy estaban hipnotizando al joven que no podía detenerse de mirarla.
Latidos fuertes, falta de respiración y pensamientos torpes se estaban apoderando del joven zorro que se embobó viendo a Amy, y sin notarlo volvió a responder sin pensar, casi como obligado por un instinto incontrolable que contralaba sus acciones.
—Que hermosa —musitó a voz tersa el joven, perdido y embelesado por Amy. Inmediatamente después de articular palabras, el zorro se tornó tan rojo como su amigo Knuckles dándose cuenta que había salido de sus labios dicha oración, no podía creer que había dicho eso en voz alta. "¿Qué acabo de hacer?", repetía en su mente el chico sin cesar.
Amy se ruborizó un segundo, volteó rápidamente y respiró profundo tocando su pecho con la mano izquierda. "¿L-lo dijo al bolso no? O ¿f-fue a mí?", pensó mientras su ritmo cardiaco aceleró un poco. "¿Pero por qué me pongo así?, Tails solo es un amigo, debió decirlo al bolso", discurrió Amy en sus pensamientos, eso estaba tranquilizando el caos de su mente dando razones a lo que había escuchado de Tails, aunque el recibir un cumplido así de lindo movió sus ideas lo suficiente como para hacer dudar un poco de lo que había escuchado.
Un silencio algo incómodo se hizo presente, El zorro trataba de decir algo o iniciar una nueva conversación pero sus nervios se lo impedían. Tails estaba a punto de disculparse hasta que Amy volteó con una tierna sonrisa.
—Vamos Tails, aún nos queda día para disfrutar— exclamó con suave voz la erizo mientras sujetó al zorro por el brazo de nuevo, corrieron a diferentes tiendas observando aparadores y deteniéndose en el local de cintas de video.
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Amor al vuelo (Tailamy).
FanfictionAmy, que siempre estuvo enamorada de Sonic, esta sintiendo cosas diferentes por uno de sus mejores amigos, solo su corazón le dejara saber si lo que siente es lo correcto o solamente es un despecho.