Capítulo 1: ¿Un día sin Sticks?

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-¡Ring ring!- Sonaba incesante una alarma que provenía de un extraño reloj hallado en la muñeca de una somnolienta tejón. El repetitivo sonido estaba incomodando a Sticks, quien con dificultad se estaba despertando de forma obligada por dicho ruido.

—No quiero despertar— murmuraba la chica abriendo con pesadez sus ojos, repasando rápidamente su cuarto hasta topar su mirada con un calendario viejo.

Con un ímpetu repentino, Sticks se levantó de un intento de nido que parecía ser su cama. Su mirada se avivó en un instante y comenzó a gritar de una forma desesperada, pero al mismo tiempo emocionada.

— ¡Es el día! — expresó la tejón saliendo a gran velocidad de su hogar, llevándose consigo una canasta y dejando tras de sí una arrugada hoja de papel con un ilegible escrito.

Mientras esto ocurría, en otro lado de la gran isla en la que vivía, una erizo color rosa estaba abriendo sus ojos tranquila y sin preocupación. La linda Amy Rose, con un tranquilo bostezo, dio partida a levantarse. Suavemente dejó salir un ligero, pero dulce, quejido de satisfacción mientras se estiraba, lista para dejar su cama e iniciar con su mañana.

—Hoy va a ser un gran día — dijo con ánimos la erizo al tiempo que se levantaba de su circular cama. "Creo que desayunare un rico omellette", pensó con una sonrisa la vivaz erizo.

Amy preparó su desayuno, se vistió con su tradicional traje rosa y botas deportivas, cepilló sus púas un poco y salió de su hogar, se dirigía hacia la madriguera de su mejor amiga Sticks que, aunque estaba algo lejos, se encontraba a un suspiro de distancia para su velocidad.

Amy tal vez no era tan rápida como Sonic, pero claramente era veloz. La habilidad innata de correr de la erizo le hacía más fácil la tarea de recorrer la gran brecha que había entre su hogar y el de su amiga, aunque ella desconocía que su compañera tejón no estaría en su hogar para recibirla.

Solo pasaron unos cuantos segundos hasta que Amy llegase a la madriguera de Sticks, encontrando su puerta abierta y un completo desastre. El primer sentimiento de Amy fue de preocupación que algo malo le hubiera pasado a su compañera, pero Sticks tendía a ser muy desordenada y, aunado a su manía de acumular objetos, no se podía saber a ciencia cierta si había ocurrido algo o simplemente era el aspecto normal de su hogar.

Amy comenzó a buscar por la habitación central a su compañera, o en su defecto alguna pista que le condujera hacia su amiga, hasta toparse con una arrugada nota color café que tenía algo escrito, el papel estaba gastado y lo que hubiera sido usado como tinta había saturado la hoja, dificultando aún más la ilegible letra de la tejón. Lastimosamente Amy no pudo descifrar nada de lo que había escrito.

—Por todo lo que es bueno, ¿qué dice aquí? — se preguntó a voz baja la confundida eriza que no lograba distinguir la escritura de su amiga. "¿Quién más entendería esto?", pensó la chica, desconcertada sobre si habría alguien que pudiera comprender tal jeroglífico. Pero una idea surgió en su mente al instante de formularse su pensamiento. "¿Jeroglifico...?, ¡tal vez Tails sepa que dice aquí!", se respondió de forma rápida y concisa la eriza.

Con un plan en la mente y velocidad enorme, Amy se dirigió al taller del zorro tratando de hacerse una idea del por qué Sticks no se encontraba en su madriguera como era costumbre o si aquella nota tenía algo que ver con su desaparición, pero sus ideas fueron interrumpidas ante la casi colisión con un grandulón bermellón, el fuerte pero atontado compañero de equipo, Knuckles.

— ¡Woa! Ten más cuidado — alarmó el rojizo equidna, quien intentaba degustar una hamburguesa antes de darse cuenta que esta ya había caído al suelo.

— ¡Knuckles!, tu eres el que debe fijarse por donde caminas, pueden hacerte daño si te quedas a medio camino— Replicó en tono dulce pero severo la erizo, preocupada y a la vez molesta por que su amigo caminaba a la mitad de la nada mientras comía.

Amor al vuelo (Tailamy).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora