Capítulo 4: Dudas.

1.3K 104 5
                                    

Tails permaneció toda la noche pensando en Amy y lo que sentía al respecto de lo que dijo, "¿Entonces tuve una cita?", repetía mentalmente el incrédulo zorro que de poco en poco comenzaba a no concebir el sentirse así. Los ánimos de Tails iban en declive con respecto a su idea de amistad que tenía con Amy aunque un atisbo de felicidad estaba abriéndose paso con una pequeña duda: "¿Aun le gustará Sonic?". Aquel concepto le dejó un extraño sabor de boca, por un lado, algo de esperanza se estaba germinando en su corazón y por otro sentía que, de alguna manera, estaba traicionando a Sonic. Al final sus pensamientos vencieron al agotado zorro que no soportó el cansancio y cayó dormido.

Mientras la obscuridad era un martirio para Tails, Amy pasó su noche con un sentimiento que hasta cierto punto estaba algo olvidado: cariño, Sticks apreciaba a Amy como amiga, y a la erizo le gustaba pasar el tiempo con ella, pero esta sensación era diferente, el sentir que alguien deseaba estar con ella y apreciara sus gustos le gustó, fue agradable, fue especial.

Para cuando el sol comenzó a teñir el firmamento con tonalidades rosas y amarillas Amy ya estaba activa. Lavando, limpiando, cocinando, la erizo estaba muy enérgica planeando algo. Por otro lado en el taller de un desvelado zorro la mañana no fue algo placentero, las cuestiones que atormentaron a Tails por la madrugada estaba siendo resentidas en su despertar. El joven zorro hizo su rutina vespertina con esfuerzo por el sueño, pero sus intentos se vieron interrumpidos por una llamada a la puerta curiosamente temprana.

-Toc, toc, toc-, la puerta de la entrada se estremeció con la llamada enérgica de alguien.

"¿Quién es a esta hora?", se preguntó el zorro inquieto por el poco común evento, tanto Sonic como Knuckles llegaban tarde a instalarse y Sticks usaba la ventana cuando le placía entrar a buscar pruebas de que Tails era un cuádruple agente del gobierno y los extraterrestres, pero tampoco llegaba tan temprano. Tails estaba tardando un poco en abrir debido a que no estaba completamente concentrado. El zorro caminó a la puerta para encontrarse golpeado con rabia contra la pared, aplastado con la puerta de su propio taller.

—¡Tails traje de desayunar! —gritó la alegre eriza rosada que abrió la puerta con gran fuerza.

—Tails, ¿estás en casa? —preguntó Amy con voz risueña al no ver movimiento.

—Por aquí... — dijo con voz tenue y algo adolorida el muchacho. La erizo busco la fuente de la voz encontrándolo tras la puerta.

—¿Tails?, ¿Qué haces ahí?, ¡debes dormir en tu cama no en cualquier lado de tu taller! —reprochó la joven al zorro, sin darse cuenta que fue ella quien dejo noqueado a su compañero tras su puerta, pero tenía en parte razón, Tails dormía en casi cualquier lado de su taller por sus proyectos, y aunque prefería un viejo sofá para dormir, casi siempre estaba tirado por todos lados.

—¿A-Amy? — El desorientado zorro no se percató al momento, pero se sorprendió al ver que la erizo rosa estaba en su taller con una cesta de paja —¿Q-que haces por a-aquí?".

—¿No es obvio Tails?, traigo el desayuno— expresó con gran ímpetu Amy alzando los brazos, la joven irradiaba felicidad y entusiasmo. Tails, aunque algo irritado por la falta de sueño, se empezaba a sentir revitalizado por la jocosa actitud de Amy.

—Ven Tails, salgamos a desayunar —dijo con una bella sonrisa la joven, cosa a la cual sucumbió Tails, cada que la miraba algo dentro de sí le decía: "hazlo", no sabía qué o quién, pero cada que veía esos ojos verdes no podía resistir las ganas de respirar profundo y sonreír.

—Y-ya voy — respondió presuroso Tails levantándose y siguiendo a Amy hacia la playa.

Los jóvenes salieron del taller. Amy desplegó un gran mantel y varios platos pequeños que estaban contenidos en la cesta. La curiosidad de Tails fue tanta que se acercó a mirar de cerca. Galletas, pastel y varios aperitivos ricos se asomaban dejando fluir un aroma delicioso.

Amor al vuelo (Tailamy).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora