Fundirme en ti

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Una característica de los tritones, era su oído agudo, Seiya reconoció la voz de su hermano, llamándolo, estaba a nada de llegar al lugar, beso en la boca a Usagi, para darle oxigeno y se sumergió en la laguna, junto con ella.

Taiki fue el primero en entrar al lugar, su mirada sagaz vio las prendas humanas y el short de algas de Seiya.

— ¿Qué has hecho?— pregunto para sí.

Antes de que Kakkyu entrara al claro, la detuvo.

—Vámonos tampoco está aquí.

—Pero...

—No aparecerá si tú buscas, así de simple, a lo mejor ya regreso al punto de partida, si no está ahí, entonces propongo que dos dividamos y buscaremos de nuevo.

—Está bien, me gusta tu idea.

Una vez que se alejaron, Seiya emergió junto con Usagi, ella estaba desconcertada.

— ¿Qué fue eso?

—Me están buscando.

Seiya salió de un salto del agua, Usagi lo hizo a duras penas, ni siquiera pudo ponerse de pie, comenzó a sentir en su cuerpo el agotamiento y el dolor que le había provocado, la intimidad con el tritón.

— ¿Te lastime?— pregunto Seiya preocupado mientras se sentaba a su lado.

—Tal vez— gimoteo— me siento muy mal— llevo su mano a su cadera— pero aun así... repetiría todo— pensó sonrojada.

Seiya se sintió el ser más repulsivo del océano, apretó las manos, no sabía qué hacer, pero una cosa si era necesaria, moverse del lugar, conocía a su hermano; si él era el tritón más bello del mar, su hermano era el más inteligente, no sabía porque no lo había delatado, pero no esperaba una segunda oportunidad, la ayudo a vestirse, ella se veía mareada, la alzo en su brazos, lo más delicadamente posible, y agudizo el oído, para ir en el camino contrario a Taiki. Después de una hora encontró un claro, un árbol estaba en el centro, su tronco era muy grueso, supo que les serviría de refugio.

Cuando Usagi despertó, sintió la suavidad de una alfombra bajo ella, el musgo del árbol era muy suave, por un segundo pensó que todo había sido un sueño, y a la vez una pesadilla al recordar que sus padres estaban muertos, pero no estaba sola, recostado a su lado se encontraba Seiya, durmiendo.

—Se ve tan irreal, su mano acarició su mejilla.

Seiya había recolectado algo de fruta, Usagi sonrió y comenzó a comer, sin querer salpico un poco del jugo de una naranja al tritón, y este despertó.

—¿Cómo te sientes?— pregunto avergonzado, al no haber tenido ningún tacto al tomarla en el agua.

—Mucho mejor— sonrió, sus ojos se iluminaron por los pocos rayos del sol— solo necesitaba descansar.

—Me tenías preocupado.

Seiya sabía que aun su cometido no estaba cumplido, pues mientras Usagi dormía, se había vuelto a sumergir en la laguna, sin sufrir ninguna transformación, él sabía lo que eso indicaba, aún no había preñado a Usagi, y su cuerpo se lo pedía a gritos, que ahogaba en esa falsa cara de tranquilidad.

—No te veo contento por la buena noticia— dijo ella suspicaz— ¿Qué sucede?

Como podría decirle lo que necesitaba, sin ser vulgar, sin hacerla sentir como un objeto, ella podría creerle ¿que realmente la quería? De repente le pareció más fantasiosa esa idea, que su propia existencia en la vida de Usagi.

—Me estas preocupando— le dijo aventándole una naranja, que el hábilmente atrapo— creo que después de— se ruborizo, Seiya sonrió, le encantaba ese tono en sus mejillas— tú sabes...de...

—Hacerte el amor.

La temperatura de Usagi subió en un instante, pero también la de Seiya.

—Sí, bueno, creo que deberías tenerme confianza, puedes decirme lo que sea, después de confesarme lo que vi con mis propios ojos, que eres un tritón— se mordió los labios— y... ¡ya sabes que más!

Seiya contrajo sus piernas, y abrazo sus rodillas, tenía que decirle, ella tenía razón, no tenían cabida los secretos entre ellos, ya no.

—Necesito más de ti— esa declaración fue acompañada de una sonrisa traviesa— pero si tu no quier...

Usagi se aventó a sus brazos, besándolo.

—Te quiero...no me creas si no quieres— se confesó— no creía en eso del amor a primera vista, eso era solo para los cuentos que me gustan, pero tú— deslizo su dedo en la nariz de Seiya, quien ya estaba ardiendo más que el fuego que recién conoció— eres real, y ya eres parte de mi.

Ambos se acercaron, y a pesar de que ya se habían unido antes, se miraron como reconociéndose de nuevo, como pidiéndose permiso mutuamente. Seiya primero beso cada una de sus mejillas, aún sentados la atrajo hacia él, hábilmente desabrocho con sumo cuidado el sostén de Usagi, ¿como lo había hecho por segunda vez? Si no conocía esa prenda, las sirenas cubrían esa parte con conchas, pegadas con quien sabe que sustancia, no había explicación.Solo pasión, amor, y ahora si se tomo el tiempo suficiente de admirar el cuerpo de la rubia, una de sus manos delinearon el sonrojado rostro de ella, mientras Usagi, se perdía en esa mirada que la hipnotizaba, ambos respiraban lentamente, mientras los dedos de Seiya bajaron lentamente por su mandíbula, para llegar al centro de su pecho, y seguir su camino hasta chocar contra la intimidad de ella, quien ya no supo resistir, quería sentirlo, se subió en él, y abrazo con sus piernas el torso del tritón, que parecía esculpido por el mismo Poseidón, ambos aún sentados, soltaron un suspiro, al sentir como sus partes más ardientes se frotaban, se besaron con desesperación, porque de repente recordaron, quienes eran: una humana y un tritón, con un futuro incierto, ¿Cuánto tiempo más podrían estar juntos?

En base a esa pregunta, Seiya apretó fuertemente a Usagi contra él, beso su hombro.

—¿Quieres ser mi hembra?

Usagi parpadeo varias veces, no entendiendo bien.

—¿Qué significa eso?

—Que estés a mi lado, que vivas conmigo, hasta el fin de nuestros días.

—Eso suena a matrimonio.

—No sé que es eso, pero si en tus termino significa lo que te estoy proponiendo, es eso entonces, aunque para mí ya eres mi hembra, pero tú no lo sabes, ahora que te has unido a mí, es imposible que yo pueda hacerlo con otra sirena, no sé si ustedes los humanos, funcionen igual— apretó su mandíbula celoso ante esa posibilidad, de que ella pudiera ser de otro humano.

—Pero no soy una sirena, y no sabes ahora, cuanto desearía serlo, y vivir contigo en las profundidades.

—Encontrare la manera, yo ya no puedo vivir sin ti.

Usagi comenzó a llorar, ante la idea, de que Seiya no pudiera encontrar una solución para ellos, lo único que atino a hacer Seiya fue a recostarla, y demostrarle con su cuerpo, cuanto la necesitaba, y que era verdad todo lo que le había dicho, beso sus labios tiernamente, mientras sus manos se abrían paso hacia la intimidad de ella, gimió al sentir como él exploraba su interior, los besos dejaron de ser tiernos, y se volvieron voraces, prácticamente se quedo sin voz, al sentir como entraba lentamente en ella, el tomo sus muñecas, y como si fuera su prisionera, la inmovilizo, mientras el comenzaba a penetrarla más fuertemente, y entonces ella hizo lo suyo, y lo aprisiono entonces con sus piernas, haciendo que Seiya gruñera de placer, al sentir como se fundían en uno solo, soltándola, buscando desesperadamente los senos de su hembra, lamiéndolos con dulzura y con ansiedad al mismo tiempo.

Usagi no sabía cuánto tiempo había pasado, si tuviera un reloj, se hubiera percatado de que habían sido horas, sin que Seiya tuviera piedad de ella; los pájaros, las bestias, la jungla, nada era tan salvaje como los sonidos que ella y el tritón emitían.

...

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Taiyou: Mi océano eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora