Consejo

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Una cola de serpiente envolvió el cuello de Kakkyu, aún así no estaba arrepentida de haber acudido a ellos, observo con detenimiento al telquín que tenía enfrente, nunca había visto uno en persona, solo los conocía por medio de dibujos, ambas razas llevaban más de medio siglo sin enfrentarse, cada vez que lo hacían, los océanos temblaban, Rubeus llevaba un par de aretes, en sus puntiagudas y grandes orejas, y pese al miedo que le provocaron, admitió que ellos también eran hermosos.

— ¿Qué haremos contigo?— dijo mirándola lascivamente, desde su cabeza hasta la punta de su cola.

Con dificultad ella contesto— Lle...llevarme...con tu rey.

Esmeralda apretó aún más el cuello de Kakkyu, por el atrevimiento de su petición, haciéndola gemir de dolor.

— ¿Será... que eres alguien importante? — su mano escamada acaricio su barbilla — No la mates— ordeno Rubeus a Esmeralda— presiento que nos trae alguna noticia interesante.

La cobriza cola de serpiente de Esmeralda soltó a la sirena asustada, Kakkyu respiro con fuerza, creando cientos de diminutas burbujas. Después la guiaron hacia un abismo, los peces o moluscos los evadían al toparse con ellos, a diferencia de las sirenas y tritones, los telquines eran criaturas temidas por casi todos los seres marinos, finalmente se perdieron en la oscuridad de una enorme grieta.

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Seiya expuso el asunto, con claridad y puntualidad. Sus padres estaban sentados en sus tronos, el rey Mamoru lo miraba seriamente, Reiko como cualquier madre, estaba preocupada, había escuchado el rumor, de los que llegaron primero, era un suceso tan fuerte que ya todo el reino sabía de ello.

—La he elegido como mi hembra, y aunque sé que no debí hacerlo— su coleta azabache ondeaba en forma de "s"— ya lleva en su vientre una cría mía, quiero traerla conmigo— estiro sus brazos musculosos, como si mostrará su fuerza, tratando de imponerse — construiré un barco y lo anclare en la zona protegida, no quiero separarme de ella...

Murmuraciones llegaron de sus costados, a su izquierda y derecha, los tritones y sirenas, más veteranos, estaban sentados en unas gradas de coral, eran el consejo de Neptuno.

— ¡Ya está hablando como un humano!— estallo colérico el General Neflyte— ¡no puede traerla, está prohibido!

Varios le dieron la razón con sus cabezas. Mamoru lo reto con la mirada, por atreverse a hablar antes que él, Neflyte se volvió a sentar. Una enorme abertura estaba atrás del trono, donde se veían pasar peces pequeños, pero tambien enormes ballenas.

—Comprendo totalmente su molestia, — por supuesto se refería a Kakkyu— se perfectamente nuestras leyes, por eso deben recordar todos que hay una ley superior a esa prohibición: No se puede separar a un tritón y a su hembra, menos a un hijo de la hembra, tal como está escrito, no dice sirena sino hembra.

Nuevamente estallaron los desacuerdos.

—Aunque sea el príncipe Seiya— hablo con tranquilidad Setsuna, su cola verde oscuro se movió con elegancia— hay una pena por tener contacto con los humanos.

El primero en sonreír fue Neflyte, por lo menos tendría un consuelo, aunque era muy pequeño comparado con la tristeza que seguramente embargaba a su pobre hija Kakkyu, sin saber que ella en esos momentos, resolvía su problema por su cuenta.

—Con gusto aceptare el encierro, pero primero quisiera su consentimiento— sus ojos zafiros brillaron determinados— para primero traerla a salvo, si quieren añadir un año a mi encierro está bien.

Pero aunque era su padre, no acepto.

—Tu encierro solo será de un año como está escrito, por supuesto las visitas a tu hembra e hijo, no te serán negadas, tal como estipulan nuestras leyes— seis tritones rodearon al príncipe, era muy fuerte, someterlo sería un trabajo de varios— has hecho muy mal en desafiar nuestras costumbres, no estás para poner condiciones.

Taiyou: Mi océano eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora