UA de Sailor Moon.
Resumen: Las sirenas y tritones, desde hace cientos de años, se esconden de los humanos, la única vez que se arriesgan de ser vistos, es cuando se van lejos de su territorio, para su rito más sagrado: Reproducirse
Después de varias semanas, por fin la paz volvía a los mares, muchos sucesos importantes habían pasado en ese lapso, el rey Endimión había abdicado a favor de su hijo Taiki, mientras que los telquines habían coronado a Zafiro como su nuevo rey, solo él fue perdonado, a petición del príncipe Seiya, pues Diamante junto con el general Rubeus, y todo su consejo habían sido ejecutados, por sus crímenes en contra del reino de los tritones; hubo dos poderosas razones del porque Zafiro había sido perdonado: la primera por mostrarse justo durante la batalla, la segunda y la principal para el príncipe Tritón, su vida estaba ligada a Usagi, sí el moría ella también.
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Finalmente Kakkyu había sido descubierta, había estado nadando muy cerca de su hogar, Seiya al ver su estado tan deplorable se lleno de compasión y la perdono por su traición y ser la responsable de la atadura de Usagi con el ahora rey telquín, ella había cambiado mucho, y ahora era la más humilde de las sirenas.
Libre de responsabilidades, por fin Seiya había ido a ver a Usagi, escoltado por varios tritones entre ellos Motoki; Yaten pudo regresar al lado de Mina, y de su pequeño hijo tritón, que recientemente había nacido.
Zafiro lo recibió en la entrada, espero paciente hasta que la humedad abandonara las escamas de Seiya, un tenue brillo y ya estaba parado junto a él.
–¿Cómo esta ella?– pregunto Seiya mientras unas gotas de mar, acariciaban su pecho desnudo.
– Triste– contesto Zafiro– no ha comido mucho, piensa que la has abandonado.
–Jamás.
–Lo imaginaba– Zafiro crispo los puños, no le gustaba lo que estaba por decir porque significaba separarse de Usagi–, hay una solución para la atadura que tengo con ella, supongo que el rey Taiki ya te informo algo.
–Si– Seiya hizo una pausa forzada–, me sorprende tu interés.
–Es una humana muy especial, me he encariñado con ella.
Entendió que Zafiro sentía más que eso, como si supiera lo que estaba pensando, el telquín prosiguió.
–Ella me estima, pero en su corazón solo gobiernas tú.
Dijo esto último, en un tono derrotado.
–Te guiare...
Zafiro comenzó a andar, Seiya a su lado, la luz de las antorchas, iluminaba los músculos de ambos, sombras iban y venían, acariciando la perfecta fisonomía de los dos, nadie más los acompaño.
–Aquí es.
Zafiro iba a tocar para anunciarlos, pero su mano se detuvo antes de hacerlo.
–Yo le iba a decir la solución, pero supongo que es mejor que tú lo hagas, y creo que está de sobra decirte él porque yo no aplico.
Seiya asintió levemente, y Zafiro finalmente toco, la voz de Usagi los invito a pasar, pero solo entró Seiya.
