Victoria

363 52 26
                                    

Sus dedos recorrían, la piel sudorosa y ligeramente tostada de su pecho desnudo, después de todo Usagi había pasado varios días bajo el sol de la selva, ella gemía mientras sus cuerpos se unían entre espasmos de placer, pero no soporto solo tocarla con las manos, sus labios tambien querían recorrerla de pies a cabeza, y no dudo en hacerlo, con besos húmedos y sedientos, comenzó a besar su cuello, bajando en medio de su pecho, hasta llegar a su ombligo, solo un poco más...

— ¡Príncipe Seiya!— la voz de Yaten lo saco de esos maravillosos recuerdos.

Miro por última vez, esos verdes y brillantes corales, que le hicieron rememorar, su breve tiempo en la madre selva.

—Ya voy — nado hasta su amigo, tenían que revisar el armamento, faltaba muy poco para terminar los preparativos para la guerra, tendría que ocuparse, porque el pensar en Usagi lo animaba y a la vez lastimaba, era un arma de dos filos, pero, ¡Cuánto extrañaba su piel y su tierna sonrisa!

.

.

.

Zafiro la miro detenidamente, la tomo del brazo, camino lentamente con ella, paso de largo el lecho lleno de plumas blancas, movió la cortina, ahí se encontraba la piscina, donde el humedecía su cuerpo de telquín cuando lo requería, el agua tenía leves destellos dorados, de las antorchas que estaban en la pared de piedra, en la habitación solo se escuchaba la respiración acelerada de la rubia y el apacible correr del agua.

Usagi tembló, cuando las manos del telquín le quitaron el vestido que apenas se había puesto y después se sumergió con ella, rápidamente relució en medio del agua cristalina la cola de serpiente, era de un verde esmeralda, Zafiro aprisiono en una de las paredes el cuerpo húmedo de ella y acerco su rostro, la distancia entre ellos era minúscula.

— ¿Quieres unirte a mí?

Ella asintió temblorosa.

Él se impulso con sus brazos hacia atrás, y la jalo por la cintura, con su enorme cola de telquín.

— ¡Tócame!

Ella movió lentamente sus manos y las coloco en la piel de serpiente.

— ¿Estás segura que aun lo deseas?

Ella comenzó a llorar, aún así asintió.

— ¡Pero yo no!

Su cola de serpiente deshizo el agarre.

— ¡Odio a los humanos, por su culpa, mi madre esta muerta! ¡Sal del agua!

Usagi se apresuro a hacerlo, con lágrimas cuantiosas, que se mezclaron con el agua salada que tenía en la piel.

.

.

El General Neflyte flotaba, estaba muy afectado, su cabellera rojiza parecía una llamarada de fuego, aún no podía asimilar como su hija, había podido ser capaz de traicionar a los suyos, miraba con atención un pergamino blanco, hecho de plantas marinas, la tinta que usaban era una mezcla especial, que no se disolvía con el agua, junto el príncipe Taiki revisaba los preparativos, ya podía nadar, pero sin esforzarse, las heridas aun no se curaban del todo.

—A pesar de lo que hizo es mi hija— explico al joven príncipe de un solo ojo, sin que este le preguntará— quiero encontrarla, espero que aún este viva.

.

.

.

Usagi nuevamente se encontraba junto con Kakkyu, en aquella caverna, donde la sirena se recuperaba después de ser usada por los telquines, Usagi estaba sentada en el borde de la piscina, y la sirena se encontraba sumergida. Esmeralda entro con un bulto brillante, se lo entrego a Usagi.

Taiyou: Mi océano eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora