Sirena enfurecida

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Seiya estaba sumergido en la laguna, la cascada que caía al lado se escuchaba con fuerza, pues la noche había llegado, su cola de tritón destellaba, gracias al brillo de la luna, su cometido estaba cumplido, respiraba satisfecho, fueron horas las que paso amando a Usagi, la sentía tan presente en su piel, que el agua al hacerle cosquillas, hacían presentes a su amor, el agua tan vital para él, ahora paso a un segundo plano, se toco su húmedo y musculoso pecho con la mano, ahí donde su corazón no dejaba palpitar de emoción. Emergió del agua y su perfecto cuerpo de tritón quedo flotando, sus ojos zafiros miraron las estrellas y la media luna, alzo su mano derecha, como si deseara alcanzarla, bajarla y regalarla a su amor.

¡Soy tan feliz!— pensó

—Has vuelto a la escena de tu imprudencia— lo regaño Taiki, Seiya lo miro haciendo la cabeza hacia atrás, sin salir de la laguna, su larga coleta azabache flotaba a su lado, como burlándose de su hermano— ¿sabes qué pasaría si tú...— la sonrisa triunfal de Seiya ahogaron sus palabras.

—Está consumado...— declaro Seiya cerrando los ojos, como si debiera estar tranquilo por ello— no hay nada que puedas hacer, la semilla esta en el interior de mi hembra.

Kakkyu los estaba espiando, supo que si seguía a Taiki encontraría a Seiya, al escucharlo, estrangulo una planta que estaba enfrente de ella.

—¡Pero es humana! ¡Cómo pudiste, has puesto en peligro nuestra existencia!

—No tiene porque ser así, la llevare conmigo, es más, ya sé donde fundare nuestro hogar.

—¿Qué disparates dices? Tú perteneces al agua, ella a tierra, no hay forma...

—Si la hay, pensé bien lo que hacía, aunque no me creas, la amo con toda mi alma y nada me separará de ella.

Kakkyu iba a salir de su escondite.

Mejor espero, tal vez no sea necesario hacer nada, seguramente los reyes desaprobarán esa unión, seguramente mi padre me apoyara, no por nada es el general del ejército — pensó con una sonrisa— mejor regreso con los demás, fingiré que no sé nada.

Finalmente Seiya salió de la laguna, tan pronto sus escamas se secaron, sus piernas volvieron, se paro enfrente de Taiki, ambos se miraron a los ojos.

—¿Qué piensas hacer?— pregunto Taiki.

—Primero debo hacerme responsable de la situación, hablare con nuestros padres, expondré mi caso, pero necesito que me hagas un favor, no quiero dejar sola a Usagi...

—Con que ese es su nombre.

—Sí, necesito que la cuides en lo que regreso, recuerda que un hijo mío crece ya en su interior, ¿no querrás dejar desprotegido a tu sobrino, verdad?

Taiki se puso tenso.

—Por favor— suplico Seiya— solo serán cinco días en lo que voy y regreso, seguramente querrán exponer el asunto ante el consejo de Neptuno, no sé cuanto tarden en deliberar, si me quieren mandar compañía no me opondré, solo serán cinco días, nadare como nunca.

—Está bien.

Una ráfaga de viento frio sacudió violentamente las coletas de los tritones.

—Iré a descansar, mañana la conocerás, te veré en el punto de encuentro.

Y Seiya desapareció entre la oscuridad de la selva.

.

.

Cuando Seiya regreso a su lado, Usagi dormía plácidamente, no tenía la condición física de su tritón, estaba muy cansada, su cabello estaba suelto y le servía como una manta natural, la beso con toda la pasión y desesperación que de repente embargo su corazón, tenía que separarse de ella, le dolía demasiado. Ella abrió los ojos, al sentir esos labios provocándola, finalmente se separaron.

Taiyou: Mi océano eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora