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Jimin

Llegamos al departamento de Mari. La ayudé a llegar a su cama ya que ella no podía ni caminar de tan borracha que estaba. Cuando la acosté en la cama empezó a moverse y a patalear como loca

—Mari, quédate quieta— la jale para que se quedara tranquila.

—No quiero— habló viéndome con su mirada triste. Parecía una niña pequeña cuando la regañan.

—¿Que te pasa?—pregunté preocupado sentandome a un lado de la cama.

—¡Nada!— gritó de un momento a otro asustándome— Y suéltame —me empujó la mano para alejarse de mi.

—Sólo quiero ayudarte

—No. Suéltame, no me toques— dijo casi llorando. Y lo peor era que yo ni me le estaba acercando pero aún así ella seguía gritando que me alejara —Todos los hombres son iguales, son unos imbeciles, no te me acerques— gritó alejándose más de mi.

—Esta bien. Tranquila — no se que le pasaba pero mejor habló con ella cuando este bien.

—¡Vete!— gritó acostándose y la escuché sollozar. No la quería dejar así pero era mejor que me fuera antes que se alterara más.

No dije nada más y salí de ahí, me preocupaba verla así. Jamás la había visto comportándose de esa manera y era algo muy raro en ella.

Subí a mi auto para ir hacia donde mis amigos, esos amigos que me ayudaban a desestresarme. Necesitaba despejarme, pensar bien algunas cosas y eso era lo único que me ayudaba.

Llegué y como siempre ahí estaban ellos. Me ofrecieron drogas, cervezas y cigarro. Y obviamente acepté, no podía negarme, me hacia sentir mucho mejor

(...)

Pasaron varias horas y yo estaba en otro mundo, me sentía relajado y feliz, eso hacia que me olvidará de todo, que me divirtiera olvidando todas mis preocupaciones.

Después de varias horas más me di cuenta que era demasiado tarde. Así que me tuve que despedir de los chicos y regresar a mi casa si no a mi mamá le daba otra crisis

(...)

Cuando llegué la casa estaba desierta, esta vez mi mamá no estaba esperándome. De seguro andaba con alguno de sus noviecitos, siempre que se encuentra uno, lo que yo haga le vale. Pero no me importa, total a nadie le importa lo que yo hago

Subí a mi habitación y me quedé tendido en la cama para de inmediato quedar profundamente dormido

                                      🍃

Me desperté porque el maldito despertador no paraba de sonar, extendí mi mano para llegar hasta donde estaba y apagarlo para seguir durmiendo un rato.

Pero luego de varios minutos volvió a sonar, esta vez me levanté y fui a meterme al baño, necesitaba bajar la resaca y quitarme la cara de desvelo que tenía

Me vestí con lo primero que encontré en mi guardarropa para ir a mi tortura llamada  universidad.

Salí de mi casa y subí a mi auto para manejar hacia mi universidad. Cuando llegué fui hacía la cafetería para beber algo, me moría de la sed

Al llegar me encontré con los chicos que estaban en una mesa así que fui hacia donde ellos para sentarme ahí

-—Hola Jimin— saludó SeokJin sonriendo mientras comía una torta.

—Hola— dije sin ánimos probando de mi cocacola.

—Jimin— llamó Nam en tono de regañó, sabía lo que venía a continuación.

𝙎𝙤𝙡𝙤 𝙖𝙢𝙞𝙜𝙤𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora