Capítulo 3:"En ironía:¡Que perfecto día!"

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Capítulo 3

"En ironía: ¡Que perfecto día!"

Shannon:

   Respiré hondo y levanté mi mentón con indiferencia y chocancia. Fingí que no lo había visto nunca y era un ser invisible para mí. Aunque obviamente él se divertía a causa de aquello. Intentando sacarme de quicio.


    Pero no estaba dispuesta a darle el gusto.


    Sin embargo, al parecer íbamos a compartir más que una clase, y en cada una repitió lo mismo. Logrando mi mirada de indiferencia, cuando pretendía hacerme disgustar.


    En ironía podía decirme en mi silencio: "¡Que perfecto día!"


   Salí de mi última clase, sintiéndome victoriosa de que al menos, ese día había acabado y fui a encerrarme en mi habitación. Necesitaba descansar un poco.

Edward:

   Ver aquella coincidencia de verla de nuevo, me había alegrado el día, aún más cuando veía su desagrado al verme allí. Sonreí con chocancia y a propósito busqué sentarme cerca de ella.


— ¿Está desocupado?— le pregunté en la siguiente clase en que habíamos coincidido, al ver aquel pupitre a su derecha que estaba vacío conociendo muy bien cual sería su respuesta—. ¿O se me prohibirás de nuevo sentarme cerca de ti?

— Sí está desocupado... Y no es mi problema donde quieras sentarte, aunque por mí, te puedes sentar muy lejos de mí...— dijo odiosamente al mirarme—. Hay más pupitres vacíos lejos, ¿no te parece?

— Me gusta éste...— sonreí con cierta picardía irónica, sentándome en aquel pupitre.


   En cada uno de nuestros encuentros, pude percatarme que a ella no le importaba absolutamente conocerme. No era como las otras chicas que no disimulaban al verme o al querer saber de mí, intentado conocerme. La vida le había puesto eso, a ella, en bandeja de plata y sin embargo no le importaba ni en lo más mínimo. Ella, a diferencia de las demás me miraba diferente, en pocas palabras no le interesaba contemplarme como sus compañeras. Le bastaba tener que soportar el hecho de que una vez más tuviésemos que reencontrarnos, cuando aquella universidad era inmensamente grande. 


   Me parecía tan divertida su indiferencia, por lo que no me preocupe en cambiar aquello al ver su desaprobación por mi conducta cada vez que actuaba a mi manera, al intentar acercarme a ella. 


— Hola de nuevo... ¿No te parece que son muchas coincidencias en un mismo día?— dije al sentarme a su lado en aquella última clase, sintiéndome satisfecho al ver su manera de mirarme. Aunque ella era muy buena para disimular su disgusto.

— Sí...—y me ignoró, como si no le importase mi presencia.

— Me encanta tu ánimo al hacérmelo ver...—dije con cierta picardía.

— ¿Intentas bromear conmigo?... ¡Por favor! Intenta buscar a otra víctima con quien congeniar o molestar.— expresó secamente, haciéndome sonreír más.

— ¿Victima?... Hmmm... Lo intentaré, mientras tanto, me agrada tu presencia. Compartiré de nuevo asiento a tu lado.

— Has lo que quieras... Me da igual...


   Celebré en mi silencio, aunque fue inevitable no poder dejar de sonreír ante aquella oportunidad que me daba la vida, cuando el profesor de esa última clase, nos pidió a cada uno nuestra opinión sobre que pensábamos de nuestra carrera, haciendo con ello un debate.


   Algo que me permitió interactuar con ella, a pesar de ella no quererlo.


   Siempre me había sentido amante de los retos. Y ella se había convertido en uno, al ver lo inmune que ella era a mí. No estaba acostumbrado a aquello y realmente me hacía sentir grande, porque pensaba cambiar eso.


    Al menos, era mi manera superficial de pensar al sentirme el dueño del mundo, ¿o estaba mal al hacerlo?


    En ese corto tiempo que había compartido junto a ella, estudiándola a mi manera, había descubierto que era de esas chicas que habían procurado no volverse una más del montón. No se preocupaba por vestir a la última moda, sino a su propio estilo. Y no se maquillaba como las chicas de su edad, sino siempre al natural. Supongo que eso alimentó el enigma que ella me producía, queriendo saber en qué pensaba cuando la encontraba sumergida en sus pensamientos y yo la interrumpía a causa de mi presencia.


Shannon:

— ¿Qué tal estuvo tu día?_ me preguntó Amanda Lohan, al verme acostada en mi cama, mirando al techo.

—  Bien... Genial para ser el primero.— mentí, cuando la verdad quería decir: "Patéticamente horrible"— ¿Y el tuyo?

— Allí, bien... Aunque definitivamente no pensaba que me encontraría en un ambiente distinto a cómo lo había imaginado.

— En eso puedo estar de acuerdo contigo.— admití, porque jamás pensé que tendría la desdicha que ver tantas veces a alguien tan desagradable.


    Al menos, sabía que hacer con gente como él. Ubicarlo en su espacio y tiempo y seguir con mi vida.

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