CAPÍTULO XI

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Yan Da veía horrorizada como Peng Peng atacaba sin cuartel a Ying Kong Shi como poseído, ninguno quería retroceder en su ataque, en cada movimiento demostraban cuan fuerte eran.

Ella sabía cuanta era la fuerza de Peng Peng, él había estado al lado de Ma Yue Han desde que era a penas un niño, era él único que había logrado la aprobación de su Shifu convirtiéndose en el primer discípulo de su maestro.

Pero tampoco podía negar que el príncipe Ying Kong Shi, era también muy hábil en combate, le estaba dando mucha pelea, incluso hubo muchas veces que pacería que estaba por derrotar a Peng Peng.

Ella estaba demasiado ansiosa y era muy raro que a pesar del bullicio que ellos dos estaban causando nadie llego hasta donde estaban para ver que sucedía.

El cruce de espadas era funesto, se podían ver las chispas saliendo de las espadas cada vez que se chocaban en cada ataque, la técnica de espada de Ying Kong Shi era superior a la de Peng Peng, cuando le dio un empujón arrojándolo al suelo colocando la espada en su cuello dispuesto a cortarlo si es que el se movía o hacia algo extraño.

- Ya has sido derrotado "capintancito" más vale que nos dejes seguir avanzando que tu no eres el oponente para mi, le dijo Ying Kong Shi.

Peng Peng le gruño como si fuera un animal acorralado, le respondió: - Puedes haberme derrotado en combate pero yo te he vencido en lo más importante.

- ¿Y que se supone que es eso?, le contesto Ying Kong Shi, deslizando la espada aún más cerca de él.

Peng Peng sonrió de lado mirando directamente a Yan Da: - En el corazón de ella, siempre me ha pertenecido desde que somos niños.

Ying Kong Shi lo miro con furia levantando su espada como tomando impulso para terminar de atacarlo, pero fue detenido por el grito de Yan Da, la cual se lanzó a él cogiendo su brazo para no dejar que lo atacará.

- ¡Por favor príncipe!,  no lo ataques te lo ruego, le dijo Yan Da.

Shi volteo a verla aún sintiendo la cólera que se desprendía de él al escucharla rogar por ese hombre, se soltó de su agarre empujándola detrás de él.

- A pesar de que este hombre te atacó poniéndote una espada en el cuello dispuesto a dar el siguiente golpe, tu estas dispuesta a defenderlo, entonces debo entender que lo que dice él es cierto, le dijo Shi, 

- Príncipe usted debe entender que Peng Peng y yo hemos crecido juntos desde niños y que por eso ambos hemos compartido muchas cosas, respondió Yan Da.

- Solo quiero que me respondas una pregunta princesa: - ¿Tu amas a este hombre?, es que acaso haz de seguirlo sin saber que planea hacer contigo, le dijo Shi volteando a verla directamente a los ojos, sin dejar de apuntar a Peng Peng con la espada.

Ella abrió sus ojos sorprendida por la pregunta, volteando a ver a Peng Peng, el cual la miraba de forma amenazadora, no quedaba en esa mirada nada de la dulce expresión que siempre le demostraba cada vez que la veía, lo vio empujar la espada del príncipe sacándola de su cuello, moviéndose a una velocidad estremecedora alejándose de él para colocarse detrás de la espalda de Yan Da, atrayendola  a él, pero volviendo a colocar la espada en su cuello para que el príncipe no se pudiera acercar a ella amenazando su vida.

- Contéstale princesa, dile que siempre has estado enamorada de mi desde que somos niños y que nunca serás de él, le dijo Peng Peng, rozando con lascivia sus mejillas colocando su nariz oliéndola, dándole un beso deslizando su lengua en ella como probandola causando la ira de Shi, al ver  la expresión aterrada de Yan Da al escucharla las siguientes palabras de Peng Peng:

- Sabes y hueles delicioso,  que lastima que no pueda tener una probada tuya y tengas que ser para mi maestro, le dijo Peng Peng tomándola con más fuerza, dejando de amenazarla con la espada para con esta amenazar a Ying Kong Shi con ella.

Yan Da sollozo aterrada, al sentir la dureza con la que la estaba agarrando Peng Peng y más porque lo que había dicho, trato de soltarse de su agarre, pero este se cernía férreo en su brazos: - Peng Peng ¿Qué es lo que dices?, a que maestro te refieres, ¿Por qué estás haciendo esto?, acaso tu estás de acuerdo con este ataque al castillo, le dijo ella.

- Yo solo sigo ordenes de mi maestro y el te quiere para si mismo, por lo cual es lo que haremos en este momento,  dijo él empezando a abrir un portal, el cual demostraba llamas a su alrededor, alertando más a Shi, el cual al darse cuenta lo que pretendía hacer Peng Peng con Yan Da, lanzó su poder de hielo congelando a Peng Peng en el instante enviándolo lejos de la princesa.

Ying Kong Shi corrió a sostenerla, al ver en que estado estaba de ver como el amigo de su infancia la había tratado de esa manera.

- ¿Te encuentras bien princesa?, le dijo acariciando una de sus mejillas, ella soltaba lagrimas tristes por el dolor que le había producido la manera de actuar de Peng Peng.

- Ying Kong Shi ¿Qué ha querido decir con eso?, porque él está  comportándose de esta manera conmigo, ¿Quien es su maestro?, le dijo ella viendo como Peng Peng se movía como un animal furioso tratando de soltarse del poder del príncipe.

 - No lo se princesa, pero lo que debemos hacer es salir rápido del palacio antes de que algo más suceda, le dijo Shi jalándola para que lo siga y subirse a uno de los caballos.

Cuando estaban por subirse al caballo, Yan Da se dio cuenta por el reflejo de los escudos colgados en la caballería que Peng Peng, se había liberado del poder del príncipe y lo iba a atacar por la espalda con su espada, dirigiendo su ataque directo a su corazón.

Sin entender porque ella lo alejo del ataque, poniéndose ella a su alcance, siendo sin querer atravesada por la espada en uno de sus hombros causando una gran herida de la cual se desprendió mucha sangre, desmayándose por el dolor. 

- ¡Yan Daaa!, grito Shi cuando se dio cuenta de que estaba herida, desatando furia en él, el cual de un solo golpe especial de su espada atravesó a Peng Peng en el pecho, el cual vomitó sangre agarrándose donde tenía la herida que le causo el príncipe, cayendo de rodillas estiro su mano a donde estaba Yan Da desmayada en brazos del príncipe llamándola silentemente:

- Yan Da..., pronunció en voz apagada, Shi vio como sus ojos habían vuelto a su color natural signo de que habían dejado de poseerlo, para luego decirle a Shi: - Cuídala, su alteza.

Shi solo asintió, para luego ver como el caía des espaldas dentro del portal invocado cerrándose en ese instante.

- Lo haré con mi vida, respondió Shi a la nada, dando un fuerte tirón a la riendas del caballo para salir galopando del castillo.

ROSA DE FUEGO - ICE FANTASY (YANDA X SHI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora