Good Lies || pjm & jjk

яυмoяѕ

— No crean que esto lo hice porque sí. — el profesor Shin, tras terminar de hacer los cambios de asiento, continuó hablando sentado sobre su escritorio. — Las parejas están hechas porque quiero ver cómo trabajan juntos. Por eso, les tengo un trabajo que será el cuarenta por ciento de su nota semestral. — los quejidos y llantos dramáticos no quedaron fuera y por un par de segundos era lo único que se escuchaba en el lugar. — pero el plazo es de tres semanas, así que no lloriqueen. — agregó tratando de animar a sus estudiantes. Se puso de pie y con un marcador comenzó a escribir el tópico y los requisitos que debía tener. — Como ya saben, la Dinastía de Joseon duró casi cinco siglos, por lo que muchas cosas ocurrieron, lo que quiero que investiguen es...

— Lo haremos excelente. — Haneul susurró cerca del oído de su compañera de puesto y le mostró la palma para que chocaran los cinco, tras hacerlo, un papel de Jimin se dejó caer sobre el libro de la castaña. Lo desdobló y ahogó la risa que amenazaba con escaparse de sus labios tras leer el contenido.

"LEE SULHEE, SEND HELP.

¡TE NECESITO!"

Tomó su bolígrafo rosa de conejitos y garabateó en el mismo papel un "lo siento Jiminnie♡" y se lo colocó en el hombro para que él lo tomara. Jimin lo leyó y se giró discretamente, la miró con un puchero, suplicando ayuda con aquel gesto, causando la negación de su amiga con la cabeza.

— Jeon no llora como tú Jimin, no será tan malo como crees. — se acercó a susurrarle aquello despegando un poco el cuerpo del asiento, pero el brusco y rápido movimiento que ejecutó SulHee aprovechando la espalda del profesor, la había dejado muy cerca del chico que con una sola mirada podía derretirla cual helado bajo el sol.

— Yo no lloro, SulHee. — el grave tono de voz adquirido para no llamar la atención, sumado a la cercanía y a los rellenitos y bonitos labios de Jimin tan cerca, iban a terminar por hacerle perder los estribos a la vulnerable chica. El rubio, estando al tanto de la cercanía con su amiga e importándole poco lo mal que podía sonar lo que estaba pensando, lo soltó de todas formas expectante por la posible reacción o respuesta.— Reclamo lo que es mío.— ladeó la cabeza y entrecerró los ojos luciendo como un completo seductor sin intención de serlo realmente.— Y creo que estamos de acuerdo en que tú lo eres.— la observó por unos segundos que fueron suficientes para terminar de hacerla polvo y finalmente sonrió de lado victorioso ante la nula oposición de una estupefacta y muda SulHee, para darle un final algo más dramático, Jimin le acarició la barbilla fugazmente antes de girar su torso hacia adelante como si aquel intenso encuentro nunca hubiese existido.

SulHee se sentó bien y tragó saliva buscando con la mirada alguna ventana que pudiese abrir, porque había comenzado a sentir mucho calor de repente, una vez identificada se dispuso a pedirle el favor al más cercano, que para su -mala- suerte era un JungKook que había sido espectador de todo, y que se encontraba observándola parco, callado e impasible. La castaña bufó cansada de esa rara actitud del pelinegro y prefirió desabrigarse antes que tener que pedirle el favor.

Los minutos pasaban y le era muy difícil concentrarse. De alguna manera eran muchos estímulos los que la rodeaban; ambos imponentes chicos de fuerte presencia que tenía adelante se giraban de rato en rato; la chica más linda de la escuela era su compañera de asiento, lo que explicaba por qué sentía constantes miradas babosas en su dirección, que claramente no eran para ella, y no sólo de sus compañeros, sino que también llegaban desde la ventana, otro punto de distracción. Y, por último, digamos que su mente no la ayudaba para nada, más si se encontraba reviviendo una y otra vez la escena de hace algunos instantes.

Un toque en el hombro hizo volver a la castaña a la realidad. Se giró y recibió un papel; al tacto, sintió la pesada y marcada escritura que se había plasmado en la hoja e iba a abrirlo pensando que era para ella, pero Hyukjae, quien le pasó el papel, la detuvo.