Capítulo 7: Begin

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Desperté un poco adolorido por la posición incómoda en la que había dormido, avente la puerta del closet y salí de este, cegándome momentáneamente pues antes estaba en completa oscuridad. Talle mis ojos mientras agudizaba mi oído para captar algún sonido que me diera algún indicio de la presencia de mi marido.

Después de un par de minutos de silencio absoluto, me arme de valor y fui a fijarme al despacho, que por cierto estaba en el segundo piso. Abrí lentamente la puerta para no emitir ningún ruido. Al notar su ausencia fui sigilosamente al cuarto obteniendo el mismo resultado. Pude relajarme ya que, juzgando por la luz filtrada por algunas cortinas, ya pasaba del medio día y si el señor Kim no estaba a esas horas en esos lugares entonces no estaba en la casa. Algo bueno es que después de recibir el trato de la noche anterior tendría por lo menos dos o tres días de tranquilidad. Siempre era así. En las ocasiones que Taeyang intervenía, el señor Kim me dejaba de dos a tres días solo en la casa o de plano me ignoraba.

Ya en la recamara decidí darme una ducha y cambiarme de ropa. Entre al baño y empecé a desnudarme. Con forme las prendas dejaban de taparme, varias cicatrices y moretones se dejaban ver, los que más llamaron mi atención fueron los que rodeaban mi cuello y muñecas pues de alguna manera se veían más escandalosos.

Perdido en mis pensamientos, acaricie con la punta de los dedos mi clavícula. Al sentir el roce dirigí mi mirada a aquella zona. Mentiría si dijera que en los últimos meses no se veía más marcada.

" ¿Cuándo fue la última vez que comí? " Me pregunte internamente mientras mordía mi labio inferior.

El agua caliente de la ducha hizo que mi mejilla ardiera un poco a causa de que me quite la costra que se había hecho en la madrugada, pero me ayudo a relajar algunos músculos

Me seque con una toalla grande, ate una más pequeña a mi cadera, tome otra con la que revolví mis cabellos.

En la recamara busque algo de ropa. Me coloque una camisa de tirantes, la cual me colgaba, unas bermudas color beige que dejaban ver algunas marcas y pequeños hematomas, finalice con una chamarra delgada negra sin cerrar el cierre.

Me recosté en la cama dejando caer mis brazos a cada lado. Cansado. Cada día me sentía más cansado. Cerré mis ojos recordando la noche anterior. Me levante con pesadez y baje a la sala.

Si bien no estaba el señor Kim, no podía dejar el desastre que se hizo. Grande fue mi sorpresa cuando encontré la sala ordenada. Voltee a ver el reloj de pared que marcaba las tres.

"Hump...debió de haber sido la señora" razone. La joven mujer surtía la despensa y se encargaba de hacer la comida del señor Kim pues según él, yo cocinaba horrendo además de que parecía que quería envenenarlo. No trabajaba mucho, iba en las mañanas solo a cocinar o dejar comida. Ella estaba enterada de lo que pasaba en la casa pero por la paga que recibía hasta yo entendía su silencio.

Fui a la cocina. Realmente no tenía hambre pero ya que estaba en esa planta podría tomar alguna fruta.

Entre y vi a Seung sentado en uno de los bancos pertenecientes a una barra en medio de la cocina en la cual estaba recargado, mientras jugueteaba con una flor roja puesta en un florero que en mi vida había visto.

Me quede viéndolo detalladamente deleitándome con tan bella imagen. Tenía la mirada clavada en la flor; Sus labios rezaban algo en voz baja; llevaba puestos unos auriculares negros. Una extraña sensación comenzó a recorrer mi cuerpo. "Mientras más tiempo paso en esta casa, más raro me vuelvo" pensé obviando, según yo, que aquello era una alucinación.

Me encanta hablarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora