Capítulo 4: Cada día nacen flores hermosas.

36 5 8
                                    

-¿A quién busca?- dije mordiéndome el reseco labio inferior. El joven se volteó y me vio directamente. No pude mantenerle la mirada, así que mis ojos se enfocaron en el suelo para lentamente subir un poco. Vestía unos zapatos de gamuza color azul oscuro, no llevaba calcetines y por lo que alcanzaba a ver el pantalón tenía un poco de entalle. Vi como alzo su mano con el cigarro, muy posiblemente para darle una calada rápida al cigarro.

-Busco al señor Kim. La última vez que lo visite vivía por aquí, pero el barrio ha cambiado tanto... creo que me confundí, disculpe- comenzó a avanzar

-El señor Kim es mi esposo- El joven se detuvo inmediatamente- Si quiere puede entrar y esperarlo, no creo que tarde.-Me había mantenido tan alejado de la sociedad que ya se me estaban olvidando las reglas básicas de supervivencia: #243.- No dejar entrar a extraños a tu casa.

-Si me lo permite se lo agradecería enormemente- coloque una sonrisa en mi rostro y le invite que pasara. Lo deje en la sala, le ofrecí algo de tomar y prefirió tomar vino. Le serví en una copa y se la lleve. Me pregunte internamente si había conocido algún chico similar al joven que tenía enfrente, pues de alguna forma extraña me sentía cómodo con el sin siquiera conocerlo.

-Gracias emm –me miro con duda. Después de unos cuantos momentos entendí que era lo que me estaba preguntando

- Ji-Yong- Conteste volviendo mi mirada al suelo. Escuche una leve risa del chico. Un bello sonido si me lo preguntan

-JiYong, si quieres sigue haciendo tus cosas yo me quedare aquí. No quiero ser una molestia – Saco su celular y se puso a revisarlo. No podía ver lo que checaba por el rango de mi vista que se negaba a dejar el suelo. Parecía que iba a desaparecer si lo dejaba de ver.

-Seria de mala educación dejarlo solo, señor...-Dije con un tono muy bajo. Escuche un pequeño gruñido de su parte.

-Me haces tan sentir viejo. Llámame Seung- No quería sentirme importante pero sentía su mirada sobre mí- Bien si no tienes intenciones de irte hablemos un poco- dejo el celular en la mesa y tomo la copa de vino- anda siéntate- moví mi cabeza de manera afirmadora y me senté enfrente de él. – Juguemos, yo hago una pregunta y después tu otra. Yo empiezo... - ni si quiera dejo que asintiera, supuse que el haberme quedado era como haberle dicho que si a cualquier cosa- ¿Secuestro, cambio o contrato?- me sorprendió la sinceridad del chico, pero bueno no había porque ocultar mi relación con mi esposo ya que el cada que podía la daba a relucir con sus amigos diciendo que si hubiera tenido elección se hubiera casado con alguien mejor.

-Contrato- vi tímidamente su rostro esperando una reacción de asombro, asco o alguna risa que mi hiciera recordar mi patética situación, porque, por favor, no era ni medio normal la forma en la que me había casado. Contrario a todo, en su rostro encontré una imagen tan provocadora que en algún momento hubiera ocasionado que me viniera en ese preciso instante, pero ahora solo me daba un pequeño cosquilleo que subía lentamente iniciando por los pies: Me estaba viendo directamente, parecía un puma que encontró a su presa, La iluminación que había en el cuarto le hacía verse sensual; tenía una ligera sonrisa en los labios pero no era de burla.

 Contrario a todo, en su rostro encontré una imagen tan provocadora que en algún momento hubiera ocasionado que me viniera en ese preciso instante, pero ahora solo me daba un pequeño cosquilleo  que subía lentamente iniciando por los pies: Me esta...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me encanta hablarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora