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Tres años atrás...

"Min Yoongi, no lo repetiré."

"Si no quieres repetirlo solo no lo hagas." dijo el pelinegro entre sus sábanas.

"Yoongi tienes que ir a la universidad."

"¡Joder mamá! Que parte de que no tengo clases hasta el quinto periodo no entiendes ¿ah?"

"Esa boca... Pues no sabía, no me culpes." dijo la mujer mirando a su hijo.

"Te lo dije ayer cuando llegué." Suspiró. "Ya olvídalo, si sales estoy seguro que podré volver a dormir."

"Seguro en otra vida hice algo muy malo para que me dieran un hijo tan flojo." dijo su mamá en broma.

"Y seguro yo era un asesino serial si ahora no puedo disfrutar del placer que otorga el dormir." bufó el pelinegro logrando que su madre soltará una pequeña risa y lo dejara solo.

"Volveré en tres horas" dijo antes de cerrar la puerta.

"Perfecto."

Actualidad

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Actualidad...

"Min Yoongi, no quiero repetirlo." deja vú, eso es lo que era.

"No lo hagas." Dijo tirado en su cama entre las sábanas.

"Debes ir a trabajar." Ah, claro ahora ya no era universidad sino trabajo ¡Genial!

"Esta bien ya voy." Sí, ahora si debía levantarse o probablemente su padre le arrancaría la cabeza por hacer esperar.

"Muy bien, iré a servir el desayuno, te quiero abajo pronto ¿eh?" desapareció por las escaleras y el pelinegro deseó poder dormir más.

"Seguro y si fui asesino." escucho a su madre reír, pero nadie lo podía culpar, él había nacido flojo y estaba seguro que no había cura para ello.

Diez minutos más tarde se encontraba bajando las escaleras, con su ya usual vestir, un traje negro con filos un poco más brillantes, una camisa blanca muy bien planchada y una corbata negra, muy monocromático para ser sinceros pero hacía que se viera atractivo e imponente, y eso le gustaba.

"Me alegra verte listo tan pronto." dijo su madre apenas lo vio en la cocina. "Antes te demorabas más que yo cuando tenía que salir con tu padre."

"Gracias mamá." dijo rodando los ojos a lo que recibió un golpe de su madre.  "¡Auch!"

"Para que no se te olvide quien soy." dijo su madre en tono amenazador.

"Por cierto ¿las sirvientas?" preguntó el pelinegro al ver a su madre en la cocina, cosa que era raro.

"Ah, tu padre les dio el día, ya sabes como es" alzó los hombros restandole importancia.

"Ah si, tan bueno con todos, menos conmigo." bufó el menor metiéndose la comida a la boca.

Contrato Amoroso 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora