La constante admiración que sostenía Hanji Zoë por los titanes hacían de ella, para el resto del mundo, una mujer loca y algo desquiciada. Y aunque en muchas ocasiones actuara de esa manera, a ella le traía sin cuidado lo que los demás dijeran sobre su extraña personalidad.
Su curiosidad no tenía límites y el hecho de no saber absolutamente nada de los titanes solo avivaba la llama. Todos odiaban a los titanes pero no ella, una extraña cualidad que la impulsaba a jugarse la vida fuera de los muros.
Cualquiera que no la conociera diría que es solo una niña mimada incapaz de comprender la complicada situación en la que se encuentra el mundo. Pero no es así, ella mejor que nadie comprende la precariedad de la situación.
La expedición fuera de las murallas comenzaba a las 8:00 a.m. y como era costumbre, toda la legión de exploración estaba puntual frente a la puerta del distrito Trost. A medida que pasaban, la gente gritaba cosas como: "Erwin, dale su merecido a esos malditos titanes" o "Es el cabo Levi, ¡El hombre más fuerte de la humanidad!"
-Que gente más plasta.- musitó Levi.
Hanji soltó una pequeña risa.
-Si supieran que eres un maniático de la limpieza, no te querrían tanto.
El hecho de que una campana sonara a tales horas de la mañana en el distrito de Trost solo significaba una cosa: las puertas serían abiertas.
Las tonalidades cambiantes ponían más ansiosa a la muchacha de cabellos castaños, solo faltaban unos minutos para abandonar esos apestosos muros. De solo pensarlo su estómago dio un brinquito de felicidad.
-Ahí fuera están los titanes.- recitó de manera soñadora mientras entrelazaba sus manos- ¡¿Qué tipo de titanes veremos esta vez?! ¡Me encantaría ver un excéntrico!
-Ya tenemos uno así. –dijo Levi mientras se volvía para ver a la chica.
-¡¿Qué?! ¿Dónde?
Hanji buscó con la mirada al excéntrico del cual se refería Levi hasta que una mano aprisionó su cabello y suavemente le hizo girar la cabeza, encontrándose así con la mirada del sargento en cuestión.
-Justo aquí. -respondió.
Ella lo contempló un instante, ¿cómo demonios podía seguir viéndose guapo con tremendas ojeras bajo sus ojos? Tantas noches de insomnio habían terminado dejando una huella física.
Volteó la mirada una vez él soltó su cabello, lo que menos quería en el mundo era sentirse incómoda por culpa del enano.
El cuerpo de exploración realizaba expediciones al exterior con el fin de establecer bases para impulsar el avance de los humanos fuera de los muros. Cuenta con los mejores soldados de la humanidad, el talento de esta minoría elevó la tasa de supervivencia de la raza humana. Aunque a pesar de ello, las bajas de las expediciones siguen superando el 30%. Esa es la diferencia de poder entre la raza humana y los titanes.
Las expediciones fuera del muro por lo general solían durar horas, horas en las cuales un número preocupante de soldados perdían la vida. Era extraña la vez en la que se recogían todos los cadáveres, ya que muchos de ellos apenas eran reconocibles. Por esta misma razón una molestia se incrustó en "el soldado más fuerte de la humanidad" cuando el comandante Erwin gritó la orden de retirada.
-¿Cómo que irnos?- cuestionó suspicaz.- ¿Crees que nuestros hombres murieron en vano?
-Los titanes han estado moviéndose hacia el norte, en dirección a la cuidad.
Petra, quien se encontraba a su lado, soltó un sonido de exclamación. Que esas cosas se estuvieran moviendo con un rumbo fijo no era nada bueno.
-Igual que hace cinco años- continuó Erwin- Algo debe estar pasando allí, tal vez hayan atravesado el muro.
-Es como si supieran cuando salimos al exterior.-indagó la castaña.
La mirada de Erwin y la de muchos otros se posaron sobre ella. Aunque era una idea descabellada, podía ser verdad. El interior de los cadetes era todo un cumulo de sentimientos, todos variados entre la rabia y el miedo.
No tardaron más de quince minutos en dar media vuelta para volver a las murallas. Lamentaron haberse alejado tanto de esta, ahora les tomaría horas llegar hasta ellas, un poco más si se encontraban con titanes en el camino.
Emprendieron marcha a toda velocidad. Los nervios aprisionaban a cada uno de los soldados, si los titanes habían vuelto a romper la muralla significaba que muchos civiles habían perdido la vida.
Después de lo que fue una eternidad para toda la brigada de Reconocimiento, las murallas se hicieron presentes en su campo de visión. Más de uno exclamó con terror; había un gran orificio en la puerta principal.
No había titanes intentado ingresar al distrito mas no era motivo de felicidad, eso solo significaba que ya estaban en el interior. El corazón de Erwin dio un vuelco, ¿cómo demonios...?
Apenas se habían repuesto del susto cuando una estrepitosa ráfaga percutió contra ellos acompañado de un brutal rugido, una gran roca tapó el agujero antes mencionado. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Cómo había llegado esa roca ahí?
La inquietud se adueñó de los nervios de Levi y apuró a su caballo tanto como pudo. En un abrir y cerrar de ojos se encontraba del otro lado de la muralla. Erwin, junto con toda la legión, imitaron a su pequeño compañero y subieron a la muralla. Los ojos de Hanji no podían creer lo que veían. Un muchacho estaba salido del interior del Titán.
Luego de eso, el escuadrón de Reconocimiento y Guarnición fueron rápidamente al lugar para retirar a Eren. El muro Rose fue liberado una vez más de la amenaza de los titanes. Tomó todo un día eliminar a los titanes atrapados en Trost. Durante ese tiempo, la artillaría reparada estuvo constantemente escupiendo fuego.
Mientras los proyectiles de alto poder de fuego se encargaban de eliminar a casi todos los titanes, el escuadrón de reconocimiento se encargó de los restantes. Incluso capturaron con éxito a un titán de cuatro metros y a uno de siete metros.
Aun así, 207 soldados murieron o desaparecieron en acción y 897 fueron heridos en combate. Aunque haya sido la primera victoria de la humanidad frente a los titanes, se pagaron demasiadas vidas a cambio.
Eren Jeagër fue llevado a un calabozo subterráneo en la corte del interior del muro Sina, aunque el chico estaba dormido sobre una cama, unas cadenas mantenían cautivos sus tobillos y muñecas. Él había ayudado a tapar el agujero pero aun así no era de fiar, no para el resto del mundo.
A pesar del cansancio y el desgaste físico que implicaba matar titanes y usar el equipo de maniobras tridimensionales, Erwin y Levi se quedaron a esperar que el muchacho abriera los ojos. Para ellos, el extraño chico podía ser de ayuda para la legión de reconocimiento. O algo así había dicho Erwin.
Levi apenas le había tomado atención puesto que esta misma se había centrado en ver la reacción poco predecible de la castaña con anteojos, alias: gafas de mierda o simplemente; cuatro ojos.
Ella le había pedido a Erwin el permiso de quedarse junto a ellos para ver de cerca al chiquillo de ojos verdes. Erwin rechazó la solicitud con voz meliflua. Quizá fue ese tono de voz fue el responsable de que ella solo se limitara a asentir y acatar la orden del Comandante.
Luego de acabar el coloquio con un final bastante plausible para el sargento, se dirigieron al calabozo donde descansaba el mocoso. Al bajar las escaleras fueron recibidos por soldados de la policía militar.
El de menor estatura comenzaba a perder la paciencia debido al horrible olor a humedad que poseían los calabozos subterráneos, todo ahí abajo estaba sucio. Evitó tocar nada para después no tener que lamentarse.
Permanecieron ahí hasta que Eren recuperó la conciencia y pudo entablar una conversación. Una conversación en la cual Eren les explicó porque era un a aliado y no un enemigo de la humanidad. Una conversación que le dio a Levi una idea sobre el tipo de persona que era ese chiquillo.
Una persona víctima de los malditos moralistas, una víctima que más tarde se convertiría en victimario sin ningún tipo de remordimiento sobre él. Veía frente a él una persona que pedía a gritos un cambio, pedía a gritos retomar el muro María.
Veía frente a él una persona susceptible al odio.
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Dirty Hands // LeviHan [DH#1]
FanfictionHay dos tipos de personas en el mundo; las que critican lo que está bien y lo que está mal, sin que siquiera hayan movido un dedo por cambiar lo ocurrido. Y luego estan ellos, los bastardos a sangre fría, los que son juzgados y apuntados con el dedo...