Capítulo dieciocho

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–Entiendo. –dejó caer las manos entrelazadas al escritorio– ¿Es de la policía militar?

Armin asintió.

–Sí, fue ingresada hace poco, así que no es más que un soldado raso.

Esta vez le tocó a Erwin asentir. Se estaba tragando las ganas de subirse al escritorio, gritar y saltar de felicidad. Dios, era justo lo que necesitaban para hacer que Eren permaneciera en la Legión. Si ellos capturaban al titán hembra quedarían purgados de pecado ante los ojos del Generalísimo Zackrey.

Observó a Zoë y Arlet sentados frente a él, ambos con cara de circunstancias. Tomó entre sus dedos el papel que descansaba a su izquierda, el mismo que los altos mandos había enviado con Emma. Se lo tendió a Hanji.

–¿Qué es?

–La carta de la que te hablé. Me exigen entregar a Eren mañana a primera hora.

–¿Mañana? ¡Tan pronto!

–Sí. –miró a Armin– Me parece que tienes una buena idea. Si la arreglamos lo suficiente podríamos utilizarla mañana.

–¿De verdad?

–Sí.

La sonrisa de Armin iluminó la estancia. Hanji lo miró enternecida, sin duda llorar lo había hecho sentirse mejor. Las siguientes horas la pasaron afinando detalles, proponiendo ideas nuevas, pensando en planes de contingencia. Esta vez nada podía salir mal, y nada lo saldría. Habrían agregado "bajo mi cadáver", pero ninguno quiso tentar a la suerte.

Se pasó una mano por el rostro; la cabeza le iba a explotar con tanta información. Una vez terminada la pequeña junta en el despacho de Erwin, se dirigió con paso cansino a ver como se encontraba Levi.

Las escaleras le parecieron eternas, suspiró rendida antes de pisar el primer escalón. La bisagra chillona anunció su llegada, Levi estaba vestido con un pantalón y una camiseta.

–Pensé que estarías acostado.

–Si me quedo más tiempo ahí, terminaré por odiar la cama.

Volvió a suspirar con cansancio, resbaló la espalda por la puerta.

–Estoy cansada.

–No te sientes en el suelo.

Ignorando su comentario alzó la cabeza, la sopa que le había traído hace ya horas estaba sobre el velador, aparentemente sin ser tocada. Se puso de pie rápidamente para acercarse al plato.

–¿No comiste? ¿Por qué?

Levi tomó asiento en la silla del escritorio.

–Tengo nauseas.

Hanji lo miró alarmada, el estómago del azabache se contrajo de dolor al ver esa reacción. ¿Le había pasado algo? ¿Se sentía mal?

–No me digas que... –Levi tragó saliva, ¿qué no le dijera qué? – No me digas que estás embarazado.

Rodó los ojos.

–No seas payasa.

La castaña soltó una risotada, se sentó sobre la cama y observó al hombre frente a ella. Su sonrisa poco a poco se fue extinguiendo. Apretó los labios en una fina línea.

–Erwin aprobó el plan de Armin. –exhaló por la nariz– Será mañana, tendremos que ir al muro Sina.

–¿Qué pasó al final con el titán hembra?

–Las sospechas de Armin no tienen pruebas, pero son lo suficientemente fuertes a pesar de ser personales. Erwin se aferró con fuerza a ellas, lo apostaremos todo mañana. Si esto resulta mal... será el fin de la Legión.

Dirty Hands // LeviHan [DH#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora