Acarició la alargada nariz de su negro caballo.
Pensó en lo aburrido y estresante que sería estar todo el día encerrado en esa escuadra, por lo cual optó por ensillarlo y sacarlo a dar una vuelta por los alrededores.
Tal vez el aire libre lo ayudara a deshacerse de aquel punzante dolor de cabeza.
Al salir del establo, el sol golpeó con fuerza su pálida piel, al igual que la voz enconada de una muchacha con cabello azabache. La miró con desgana, le importaba poco que esa mocosa asiática le tuviera rencor.
Caminó un par de metros antes de subirse al caballo.
Perderse por unas horas en el bosque parecía una buena idea, estaría lejos de la pelirroja enamorada, del idiota que lo imitaba, los mocosos nuevos e incluso de la castaña que mecía bruscamente su mundo.
Tenía demasiado en qué pensar.
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–¿Están todos los nuevos cadetes presentes?
–Sí, excepto Ymir. –respondió Moblit con la mirada puesta sobre unos documentos en sus manos. –Ella ha ido con Ilean, tal parece aún le dolía el golpe en el estómago.
–No sabía que Ilean era la enfermera de turno.
–Yo tampoco, pero es ella quien atiende la enfermería. Tenga, líder de escuadrón. –le tendió las fichas que con tanta atención miraba. –Debe llenar las cedulas de los nuevos reclutas.
–Diablos, ya lo había olvidado.
Suspiró resignada.
Hace más de una hora que había llegado al cuartel junto con los nuevos reclutas, se había visto en la obligación de hacerles un pequeño tur por aquel castillo, y aunque fue fastidioso, le sirvió para buscar a Levi dentro de las instalaciones sin alzar sospechas. De todos modos, no lo encontró.
Tenía que contarle lo de Nanaba, sin embargo él brillaba por su ausencia.
Recibió de mala gana las fichas que apenas contenían el nombre, peso y altura de cada cadete, les dio una leve ojeada; todos los nombres en las cedulas eran de los chicos de la tropa ciento cuatro.
Dejó las fichas a un lado para tomar asiento frente al escritorio. Agradeció que la ventana estuviera sobre ella, así notaría cuando el enano loco por la limpieza se digne a llegar.
Estiró su mano para tomar la primera cedula, leyó el nombre: Jean Kirstein.
¿Qué habilidades tenía ese mocoso?
–¿Necesita ayuda con eso?
–Sí, la verdad sí. –confesó sonriente. –¿Estuviste durante el entrenamiento de esta mañana? –asintió. –Bien... ¿qué puedes decir de Kirstein?
–¿El chico de cara larga?
Hanji soltó una carcajada.
–Ese mismo.
–Mmm... creo que tiene buenos reflejos, sin embargo su debilidad está en las piernas.
–No las mueve lo suficiente.
–Exacto, –se sentó a la derecha de la castaña. –en una pelea real bastaría con golpear una de sus rodillas para que la contienda termine.
–Aun así, su actitud desafiante le juega a favor logrando cohibir a su oponente.
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Dirty Hands // LeviHan [DH#1]
FanficHay dos tipos de personas en el mundo; las que critican lo que está bien y lo que está mal, sin que siquiera hayan movido un dedo por cambiar lo ocurrido. Y luego estan ellos, los bastardos a sangre fría, los que son juzgados y apuntados con el dedo...