La espera hacía que sus estómagos se contrajeran de manera dolorosa. Estaban a tan solo segundos de decidir la milicia que los iba a acompañar el resto de su vida, la que los acompañaría día y noche, a la cual le entregarían el corazón.
Armin era uno de los pocos que no estaba nervioso, la otra era Mikasa, solo quería de una vez por todas entrar a la Legión y ver el estado actual de su amigo.
Su espalda se encontraba recargada levemente contra la pared, mientras que su mirada estaba perdida en la nada. Pensó que tal vez tendría que mejorar su condición física, ya que usar reiteradamente el equipo de maniobras tridimensionales podría causarle algún tipo de daño al cuerpo. Tendría, también, que mejorar sus maniobras con el equipo; él no quería poner en riesgo su vida... otra vez.
Levantó la mirada al notar que una sombra se acercaba.
–Jean. –soltó sorprendido, era bastante extraño que Jean se acercara al grupo cuando no estaba Mikasa presente. –¿En serio vas a unirte a la Legión de Reconocimiento?
–Si.
–¡¿Por qué así tan de repente?! Será qué... ¿no tienes miedo? –dijo Sasha, disminuyendo el volumen.
Jean torció la cabeza a la derecha e intentó contestar lo más seguro posible. Era verdad que sus ideales anteriores se habían corrompido, había decidido dejar a un lado la policía militar para integrarse a la Legión de Reconocimiento, pero eso no quería decir que estaba del todo seguro. Es más, casi podía sentir el peso del demonio sobre su hombro, el mismo que le susurraba cada vez que podía, las posibilidades que tenía de morir.
–¿Eh? ¿No es obvio que estoy asustado?
Connie, desde que habló con Armin y Annie, no dejaba de preguntarse qué camino tomar... ¿Ir con Armin a la Legión de Reconocimiento y ensuciarse las manos por todos los puercos nobles del interior? ¿O ir con Annie a la policía militar y hacer que sus amigos se ensucien las manos por él?
No le agradaba para nada la segunda, pero tampoco quería hacerse el valiente y elegir la primera. Él no quería morir. Sabía que Jean no era más que un lunático engreído que, tal vez, solo Marco llegó a querer, pero... ese mismo lunático los sacó del apuro en Trost. Fue él quien los guío hasta la base para que se abastecieran de gas.
Fue ese lunático quien temblaba de miedo e impotencia al darse cuenta que había aprovechado la muerte de sus compañeros para huir, o eso le había dicho su amiga. Sasha le había agradecido a Jean por liderarlos en ese momento, y le comentó a él mismo que quizá Jean no sea tan malo...
Pero ¿de qué le sirve no ser tan malo, si se está yendo a una muerte segura? ¿Era tonto o qué le pasaba? Él decía que si les tenía miedo a los titanes, sin embargo se uniría a la Legión. Se viera por donde se viera; eso no tenía ninguna lógica.
–Entonces... ¿por qué? –preguntó con voz apagada.
–No es por no tenerle miedo a los titanes, por lo que me decidí. Por otra parte, ser bueno ya es motivo suficiente para entrar a la Legión de Exploración. –alardeó. –No necesito una razón. Yo soy diferente a ese bastardo suicida.
Bastardo suicida... todos sabían a quien se refería con eso; Eren. A diferencia de todos los presentes, excluyendo a Armin y Mikasa, él sabía lo que quería desde un inicio y luchó por conseguirlo.
Connie sintió una punzada de envidia. ¿Por qué no podía tener él un poquito de la osadía del bastardo suicida? Suspiró pesadamente.
La voz de un superior lo hizo abandonar sus pensamientos.
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Dirty Hands // LeviHan [DH#1]
FanfictionHay dos tipos de personas en el mundo; las que critican lo que está bien y lo que está mal, sin que siquiera hayan movido un dedo por cambiar lo ocurrido. Y luego estan ellos, los bastardos a sangre fría, los que son juzgados y apuntados con el dedo...