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-Oye, mi maestro de Francés  Alexander dice que eres hermosa -dice Diana parándose frente a mi.

-¿Y que quieres que haga boba? - pregunto poniendo mis manos en la cintura.

-Pues no se, podrías follartelo, está rebueno.

-¿Tu crees? 

-Si estúpida, les pondré una cita para ésta noche -dice dejándome sola.

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-Listo, hoy en la noche pasará por ti en tu casa, yo te cubro de tu padres -dice tomándome del brazo.

-Dios, si que no tienes espera, vamos a casa y me ayudas a elegir vestuario -digo caminando.

-Vamos, debes tratarlo bien,  tal vez me trate bien a mi en su materia -dice riendo a carcajadas.

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Este pinche cabrón es muy directo,  me dijo que sólo me quería para sexo, no más de ahí,  pero le daré su regalo luego de que me lo folle.

-Entra -dice abriendo la puerta de la habitacion 412.

Me trajo a un hotel, no querría que supiera en donde vive, ni tan Dios friego que fuese para yo caer a sus pies y andar detrás de él para que me folle de vez en cuando.

Se acerca a mi con pasos firmes, me mira de arriba abajo,  coloca sus manos en mis senos y los aprieta muy duro, sus labios conectan con los míos,  besa muy rico, desabrocha mis jeens y entra sus manos para jugar con mi clítoris por encima de mi ropa interior. Yo quito su ropa con desespero, y tomo su miembros en mis manos, lo masturbo y él a mi. Ambos estamos desnudos frente a ala cama, lo empujo a la misma y subí hasta quedar muy cerca de su miembro,  juego con él un buen rato y lo llevo a mi boca y eso a él le encanta, me hala por el cabello para que suba encima de él y así lo hago. Me muevo de arriba abajo y él me aprieta muy fuerte de la cintura, me da nalgadas mientras chupa mis senos.

Nos bajamos de la cama y me coloco en la posición del perrito, el suspira y me penetra muy fuerte, me duele y me encanta.

-¿Quieres más?  -pregunta muy cerca del oído.

-Si, Quiero mas y más,  ¡Me encanta! -digo entre gemidos.

Finalmente se corre en mi espalda, busca algo, me limpia y nos tumbamos en la cama.

-Jamás me había cogido una perra tan buena como tu -dice mirando al techo.

-Oye, no soy una perra, el hecho que te haya hecho el favor de tener un Orgasmo como jamás lo habías sentido no me hace una perra, ¿entiendes?

-Para mi lo eres y punto -dice subiendo encima de mi con brusquedad.

-Déjame,  ya no quiero más -digo tratando de quitarlo de encima de mi.

-Yo si quiero más - dice y me penetra muy fuerte, puedo sentir su miembro en mi ombligo.

Sus movimientos son muy salvajes y agresivos.

Éste imbécil me la va a pagar y muy caro.

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Ya terminamos, él está a mi lado pero no lo miro ni le digo nada.

-Pásame agua perra -dice concentrado en su celular.

-Ve y búscala  -digo dándole la espalda.

-Si te la pido a ti es porque no me quiero mover de aquí -dice mirándome.

Me levanto de mala gana, me acerco a mi bolso sin que se dé de cuenta y saco un frasco, tomo uno de los vasos que están sobre la mesa de la habitacion,  le echo agua y del polvo que contiene el frasco.

-Te daré el agua pero con una condición -digo mirándolo con una sonrisa finjida.

-Dime perra -dice prestando me atención.

-Me escribas aquí con tema letra, ODIO MI VIDA, es pata un trabajo sobre el suicidio y homicidio.

-Dame la hoja y el bolígrafo perra.

Lo escribe y le paso el agua envenenada, éste se la toma toda y pide más y yo con gusto se la sirvo.

Ya pasaron 10 minutos y se ha desmayado, empezó a votar espuma por la boca y nariz, ahora coloco el frasco en sus manos, la nota en el piso y me voy.

La asesina de maestros #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora