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[ F I N ] — Epílogo.

En cada ocasión, en cada momento, tomaba su mano con fuerza y pensaba "debo disfrutar este momento".

Su sonrisa iluminaba la habitación, acariciaba su cabello, y pasaba mis manos por todo su cuerpo hasta que memorice cada rincón de él. Estaba tan pendiente de él todo el tiempo, pensando mientras bailábamos, cantábamos, nos tomábamos de las manos, hacíamos el amor mil veces y abrazaba su cuerpo y me convencía de que esto no debía terminar jamás. Estaba tan al pendiente de él que aún que sabía lo que pasaría, seguía corriendo por él como un niño perdido buscando a su madre, como un padre preocupado, un perro tras su hueso y un amante sufrido.

Estaba tan pendiente de ti en todo momento, volteabas y sonreías como nunca lo habías hecho. Cada minuto, cada segundo, mientras más desconcertante fuera para mi el principio podía entender una sola cosa: este sin fin de infiernos solo podían hacerme amarte cada día más y como no amarte, si te aferrabas a mi con fuerza mientras dormías, sostenías mi mano con firmeza y me arrastrabas a hacer cosas que nunca antes había hecho, me dijiste palabras que nunca nadie se había atrevido a decirme y me creaste emociones que jamás había experimentado.

De verdad pienso que fue una lástima, si la cosas hubieran sido diferentes la primera vez. Si en vez de odiarte te hubiera amado con toda intensidad como lo hago ahora, no tendríamos porque sufrir de mi pecado. Pero estaba listo, siempre el mismo día, aún intentaba atrapar tu mano imposible de alcanzar. Y es que no sabes, no sabes que sucede.

Y aunque intente mil veces sostener tu mano, que no te alejarás de mi, tu repetías que era tu deber, te separabas de mi como si fuéramos dos imanes del mismo lado que no había nada que los uniera, pero para mi por dentro sabía que te perdería en ese momento y no podía evitar llorar por ti cada noche de mi vida, cada madrugada mientras aún sostenía tu cuerpo vivo y tiempo después, sostener tu cuerpo sin vida entre mis brazos.

Dolía cada partícula de mi ser.

Esta es mi historia lamentable, de como trate mil veces de terminar con este doloroso amor.

Y como intenté salir del infierno mil veces.

Mil veces lo ignore.

Mil veces tarde en amarlo.

Mil veces lo ame como nunca.

Cuatrocientos noventa y cuatro veces me suicide antes de que se fuera de mi lado.

———

— ¿Entonces, que color quieres para el pastel?

— ¿No sería lógico que fuera blanco?

— Vamos – soltó una risa inocente —, nosotros no podemos usar blanco.

— Si podemos – me cruce de brazos y me rehusé en aceptar lo que las personas decían — Si me quiero casar de blanco lo haré.

Sonrió estirando sus comisuras hacia arriba y tomó mi mano — ¿en verdad quieres esto?

— Lo más rápido que pueda – bese sus nudillos y apoyando mi frente en su mano cerré los ojos tratando de no llorar. No importaba cuanto tratara de ser feliz, ese momento llegaba de manera repentina, saltando todo el tiempo razonable.

— De verdad – se sonrojo — a veces haces que yo... de verdad me sienta... – lambió sus labios y los mordió con pena — tan amado.

— Es por que te amo – mi corazón dio un brinco al ver sus ojos brillar y dio otro brinco al sentir su mano en mis mejillas.

— Bakugou – llamó mi nombre y un nudo se creo en mi garganta — ¿Por qué estás llorando?

Limpie mi rostro con rapidez y sonreí: — ¿Quien está llorando, nerd?

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