Love weighs me down〖 y.m 〗

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RECUERDO MYG 2/2

Parecía que los momentos pasaban volando frente los ojos de la recién pareja principiante, bueno, almenos así fue en el caso del chico.

Por parte de la madre, cada segundo, cada minuto y hora, era una lenta y desagradable tortura.

El bebé apenas tenía semanas, y ya se había transformado en la luz radiante que iluminaba los días del padre, jamás se vio sosteniendo un cuerpo tan liviano, tan ligero y frágil, pero hermoso, valioso.

Pudieron ser realmente una familia unida, quizás y hasta lograrán llegar a un altar, pero los finales felices según dicen, nunca son en la primera ronda, y está lastimosamente fue la primera.

La mujer comenzó a caer en una depresión que logró consumirla, tal y como ella lo hacía con sus píldoras.

Tenía ataques de ansiedad, en donde no encontraba mejor consuelo que encerrarse en el cuarto, que era suyo y del bebé.

Pero nada lograba ponerla peor que el llanto del nacido, causando que está, fuera acompañada por la fuerza de sus sollozos, tratando de que fueran silenciosos, y evitará una posible alerta para los demás habitantes de la vivienda.

Jamás tuvo tanto enfado por algo tan normal como escuchar al bebé llorar.

Se volvía irritante, al grado que una vez sus emociones pudieron más que ella misma, y trato de acabar de una vez con todo, ahogandole con la almohada.

Por la gloriosa suerte que obtuvo el bebé aquel día, el padre entró con preocupación, pues el llanto era potente, y al no oír una mejora para esto, decidió ir a recurrir por la respuesta.

Y ahí estaba, la mujer quien sostenía una almohada de tamaño pequeño, que se ajustaba al de la cabecita del bebé, acortando la respiración del susodicho. En pánico, el novio corrió y empujó a la chica, sin importar si lograba accidentalmente lastimarle con el acto tan brusco.

Tomo al bebé entre sus brazos para girar su cuerpo y golpear su vista contra la contaría, quién era la de su novia, ya en el suelo, seguía con sus ojos llorosos, mientras formaba una mueca.

Desde esa tarde, el bebé dejo de dormir junto su madre, y pasaron aquella cuna a la habitación del chico, que poco después, contó con la compañía de su hijo en la misma cama, para así ahorrarse los llantos nocturnos que tenía el bebé.

Esto jamás fue hecho por su mamá.

La relación que había traído con su novio fue empeorando, pues tras el miedo que atrapó al chico por las intenciones que encontró, le comento sobre ir a un psicólogo, para que pudiera tratar el tema.

Ella se negó, dijo que no lo necesitaba, aún si por dentro sabía que lo que más le serviría sería ello, alguien que realmente le escuchará y no juzgará.

Porque aquella confianza que traía con su novio, se fue con el pasar del tiempo.

Y vaya que este se apresuró en su recorrido, se cumplieron los primeros tres meses, luego cinco y seis.

En esas fechas que para la pequeña familia eran únicas, las celebraban con un pastel, la chica dejaba fluir su mejor cara fingida para la ocasión, "festejando" junto el bebé.

En los momentos de soledad total eran los que podía librar el fuerte grito, sacando el odio acumulado, quería acabar con todo, sentía que se arrepentiría si no lo hacía pronto.

Para su sorpresa, las cosas tomaron otro rumbo, tras el fallecimiento inesperado de la suegra, quién fue encontrada en el suelo de la cocina, y fue un golpe bajo para el chico, tanto que desde ese día, su entusiasmo junto comportamiento paterno, se distanciaron.