45.

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Mina POV

Hicimos una excursión por la isla en un bote privado con un guía. Nos llevó a dar la vuelta, vimos algunos volcanes, uno que otro activo, también logramos ver animales en la selva.
-¡Mira!
Gritó Chaeyoung mientras señalaba hacia el infinito mar.
Logramos ver unos cuantos delfines saltando por encima del agua salada.
El paisaje ahora era más que precioso. Ella, los delfines, el mar y el cielo azul.
-¡Hora de bajar a hacer snorkel!
El guía detuvo el bote y nos entregó unos lentes para mirar bajo el agua con un tubo bastante largo a un lado.
Íbamos a nadar un rato y a ver a los peces que rodean el arrecife.
-Mina, tengo miedo...
Dijo Chae antes de que saltáramos del bote.
-¿De qué?
-No sé, ¿un tiburón? Nunca sabes.
Dijo mientras comenzaba a tensarse del miedo.
Tomé su rostro e hice que me mirara directamente a los ojos.
-Sí, estamos en mar abierto pero te voy a decir algo. Yo siempre estaré aquí para cuidarte y protegerte. No te va a pasar absolutamente nada mientras estés a mi lado.
Acaricié su rostro.
Chae sonrió y me tomó fuerte de la mano.
-¡Una, dos...tres!
Grité para después caer ambas al agua cristalina.
Comenzamos a flotar y poco a poco los peces de diferentes tamaños y colores llamativos hacían un bellísimo espectáculo junto a los corales y anémonas.
Chae se veía bastante feliz, parecía una niña pequeña disfrutando de la vista.
Me aseguré de hacerla sentir protegida.
Yo señalaba a los peces que más me gustaban, Chae sonreía, todo era genial. Hablábamos por medio de señas que hasta le hice un pequeño corazón con mis dedos.
Regresamos al bote y subimos.
-Bien, las llevaré a donde tendrán su cena. Pónganse cómodas, llegaremos en una hora.
Dijo el guía mientras ponía música tranquila al son del ukulele.
Nos secamos con nuestras toallas y nos pusimos nuestra ropa encima del bañador.
Pasamos al frente del bote para observar el atardecer con más atención.
El color dorado y su brillo nos pintaba a todos.
El sol se veía más bello que nada.
Poco a poco aparecían colores diferentes en el cielo como el morado, rosa tenue y otros. El viento chocaba contra nuestros cuerpos haciendo que nuestro cabello volara libremente.
Miré a Chae y estaba cerrando los ojos mientras levantaba los brazos.
Sonreí.
Me acerqué por detrás y tomé su cintura.
-Sé el Jack de mi Rose.
Dije bromeando.
Chae explotó en risa al igual que yo.
-No quiero hundirme en este barco.
Dijo mientras acariciaba mis brazos y mis manos que estaban en su abdomen.
Deposité tiernos besos en su cuello y en sus hombros.
-Me encantas. Eres la chica más hermosa qué hay.
Dije.
-Tú eres mía. Solo mía.
Se volteó para después darme un pequeño beso en los labios. Lo disfruté muchísimo, sentí su amor recorrer mis labios y esta vez su sabor era diferente. Sabía a sal de mar.
-Te ves preciosa.
Dije mientras admiraba su piel. Tenía pecas por el sol regadas por toda su nariz y su rostro estaba rojizo, comenzando a broncearse.
-Te amo princesa.
Chae se acercó para darme un beso de esquimal.
Ambas sonreímos y nos abrazamos durante unos minutos, acariciandonos y disfrutando del viaje.
En ese momento sentía que todo era perfecto.
El bote se detuvo y ya teníamos una isla bastante romántica frente a nosotros.
-Bienvenidas.
Dijo el guía. Nos ayudaron a bajar y pisamos esa arena fina y cálida con nuestros pies desnudos.
Había un camino iluminado con velas, al final ya estaba una mesa con la cena lista.
Había mariscos, una botella de vino tinto y un pastel.
-Chae, ¿Tú preparaste todo esto?
-Yo reservé. Eso lo hacen en la cocina.
Comenzó a reír.
Le di un pequeño golpe en el hombro.
-Tonta.
Dije mientras reía.
-Me amas.
Mencionó con un tono de burla.
Saqué la lengua tiernamente.
Nos sentamos e hicimos un pequeño brindis.
-Por nosotras. Por nuestra relación. Por el amor que nos tenemos la una a la otra.
Dijo Chae.
Tomé su mano y la acaricié sobre la mesa.
Levanté mi copa.
-Por todo lo que nos falta vivir juntas, todo lo que vamos a aprender y lo mucho que vamos a crecer.
Sonreí.
Chocamos nuestras copas y dimos un sorbo al vino.
Cenamos en silencio ya que la comida estaba deliciosa.
-Quisiera pedirte matrimonio pero somos muy jóvenes aún.
Chae dijo de la nada, cosa que me hizo reír bastante que hasta el vino salió por mi nariz. Comencé a toser entre risas.
-Eres muy ocurrente, tigre.
Dije entre risas.
Chae sonrío.
-Es más, espera.
Se levantó y partió un pedacito del aluminio donde estaban los mariscos.
Le dio forma de anillo.
Se hincó frente a mí.
Comencé a reír.
-Myoui Mina... desde hace mucho tiempo quería decirte esto.
-¿Qué?
Fingí no saber nada.
-¿Quieres... quisieras casarte con un tigre? ¿Ósea conmigo?
Dijo mientras estallaba en risa.
Me levanté y grité.
-¡Claro que quiero ser tu esposa!
Chae se levantó y colocó el anillo en el dedo correspondiente.
-¿Sí es este dedo, cierto?
Preguntó.
-¡Sí!
Comencé a morir de risa, esta chica es muy graciosa.
La tomé por la cintura y la acerqué a mí.
La besé suavemente, disfrutando cada rose de nuestros labios húmedos.
Poco a poco introduje mi lengua para hacerlo más intenso.
Ella pasó sus manos por todo mi cuerpo.
-¿Quieres pastel?
Dijo entre besos.
De nuevo, exploté en carcajadas.
-¡Chae!
-Es que yo sí quiero, fue lo primero que me quería comer.
Le di otro beso y la dejé ir al pastel.
Observé la luna, después miré mi anillo falso y agradecí el momento que estaba viviendo con mi novia.

PRIDE (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora