01★彡Kim Taehyung

3.2K 259 37
                                    

— ¿Disculpe?—repetí por tercera vez consecutiva.

Mi cabeza no parecía comprender lo que me decía el profesor, por más que lo intentara. Era como si entrara por un oído y me saliera por el otro. Además, gracias a la situación, no podía evitar sentirme conmocionada, ¡y para mal!

— ¿Qué es lo que no comprender, señorita Mikan?—se aferró a su cuadernillo, reacomodando sus lentes de pasta negra sobre su puente y no dándole mayor importancia a mi descompuesta mirada.

"¿Quiere, usted, acaso joderme la vida?" Hubiera dicho, pero decidí ahorrármelo para evitar un castigo más adelante y otra razón más para expulsarme.

Apreté mis labios en una fina sonrisa, y le dediqué una mirada cínica de complicidad y negué, moviendo mi cabeza de un lado al otro. El profesor abuelo, por su parte, no hizo más que contemplarme de modo desinteresado una última vez, antes de comenzar a caminar; dejándome parada en el angosto pasillo lateral, con el dedo de en medio levantado hacia su espalda, que cada vez se hacía más pequeña.

— ¡¿Por qué mejor no me chupa la...?!—Reprimí, al percatarme que estaba en la mitad de una clase, y que por ende, todo el salón me había escuchado. —Lo siento...—respondí a sus miradas de desaprobación total.

De buena suerte no estaba el profesor asignado en este momento, por ir a buscar el material para la clase. ¡Tal parece que no hago más que cagarla!

Apoyé mi cabeza en mi mano, soltando un suspiro de agotamiento.

¿Qué se supone que haría ahora? El profesor fue explícito al contarme la gravedad de mi situación, y eso que yo no lo veía así de grave. ¿Qué tenía de importante siquiera pertenecer a un club durante la universidad? Unir lasos, si, pero eso no me sirve de nada, pues no tengo planeado vivir en los recuerdos de la universidad, o, es más, ¡en la misma universidad! Pensaba que esta instancia era netamente para, ya saben, hacer lo típico. Ya fuera ir de fiestas, emborracharse, drogarse, hacer amistades y enemistades, y como último y no menos importante: estudiar.

Además de sudar o calentarme el cerebro, ¿Qué se supone que los clubes hacían? El profesor comentó que faltaban notas en mi escala, y que se debía a no dar las debidas pruebas u entregar los trabajos. Que va, yo pensé que hubieran quedado como un punto bajo por no hacer nada (total, eran solo tres notas, no me bajaría nada de la nota final), pero el viejo no había hecho más que comentarme que, gracias a la licencia, estas notas habían quedado en blanco, por ende, necesitaba rellenar con algo si no quería que mi promedio vagara hasta las notas importantes. ¡Ni yo lo entendía del todo! La cosa era que su solución fue darme la "libertad" de ingresar a un club extra programático...ah, y digo "libertad" entre comillas porque, seamos sinceros, ¡¿quién en su sano juicio elegiría gastar horas de vida en algo innecesario?!

Nunca comprenderé del todo las soluciones que le daban a la vida los adultos, y comprenderé aún menos que me queda menos de un año para ser adulta. Bien, sería una adulta joven, pero no podía evitar temblar ante la idea de cumplir veinte años. Sería un gran paso en mi vida, es decir, de ahora en adelante, cada que me pregunten mi edad contestaré con un "veinti-siempre".

Pero que va, nada, en lo absoluto, me molestará más que tener que pertenecer a un club.

Mientras mi mirada rondaba los grupos con menos tiempo requerido, sus nombres me hacían dar un gran paso hacia atrás.

Club de dramas asiáticos, club de escultura reciclada, club de arte de los fanfiction. Nada. Todo era horrible. Y si los nombres sonaban así de mal, podía apostar fácilmente a que el club sería aún peor.

Mis ojos seguían dando uno y otro vistazo a la larga lista de clubes, anotados a lo largo de cinco hojas blancas tamaño oficio; mientras que sentí como hubo movimiento a mi costado, alertando a mi persona.

Nunca antes lo había visto; era un chico delgado, de tez trigueña aceitunada y ojos realmente oscuros y grandes. Su cabello era oscuro en un tono chocolate, pero casi podía asegurar que era teñido. Vestía una camisa rayada y un cortaviento rojo. No parecía realmente interesado en su aspecto, pero debía admitir que era atractivo, sin embargo, no era mi tipo realmente.

— ¿Tú eres Koizumi Mikan, verdad?—preguntó sonriendo de oreja a oreja.

Sus pómulos se elevaron, achinando sus ojos y haciéndolos alegres. Me sentí indefensa ante su directa mirada. Era como si no pudiera adivinar lo que estaba pensando, era realmente escalofriante teniendo en cuenta que siempre sabía cómo juzgar a una persona solo con su lenguaje no verbal; pero el de él no me decía nada.

Apreté mis labios en una línea, asintiendo con la cabeza. Me eché más atrás en la silla y cerré mi cuaderno, acto seguido apreté mis manos en mi regazo.

—Soy yo—respondí tímida.

¡Alto! ¿Yo siendo tímida? Esto debía ser un caso extremo.

— ¿Estás pensando pertenecer a un club, cierto?

No lo estaba pensando, tenía que, y si pudiera lo evitaría.

Volví a asentir, ahora menos tensa.

— ¡Eso es fantástico! — ¿Lo era, en serio?— ¡Hoy es tu día de suerte, Mikan!—exclamó, extendiendo sus brazos en el aire a modo de victoria. Por mi parte, me pegué en el respaldo del asiento una vez contemplé como subía a mi mesa, formando en el intento una pose heroica. — ¡Soy Kim Taehyung, y hoy te haré una proposición de oro a la que no podrás negarte!

Mi rostro se descompuso por decimoquinta vez en el día, y no pude hacer nada más que asentir. ¿Qué acababa de decir? ¿Kim Taehyung...quién eres?

Cherry Host Club➳V; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora