Me hallaba en un dilema.
Jamás esperé tener que acudir a ella, menos en plena crisis pero mis opciones se acababan y sentía que a cada paso que daba el aire se comprimía en mis pulmones, dejándome inmóvil ante la situación.
Que va, no era de vida o muerte... o no por ahora. Lo que si sabía con seguridad es que si aceptaba sería lo más parecido a hacer un trato con el diablo. No sabrías que incluiría la letra pequeña por lo cual debería ser más astuta por lo menos por lo que durara el trato.
Pero en una escena como esta... ¡era inconcebible!
¡Tranquilízate, Mikan! Se una adulta, por favor. Respira y vamos de nuevo. Una vez más.
¿Cómo llegué al colapso? La situación iba así:
Una vez conseguir a Minji en mí equipo taché otro punto en el folio. Eran dos de siete, así que estábamos bien encaminados. El punto siguiente en la lista era conseguir fotógrafos ¿y qué mejor que literalmente el club dedicado especialmente a eso? Con las fotos nos asegurábamos varias cosas como por ejemplo tener pósters para promocionar el club, poder crear una página o un perfil en donde mostráramos el lado más encantador de mis chiquillos.
Al igual que con la nerd de Minji, me encargué de tener todo el conocimiento acerca del club de fotografía. La mayoría de ellos estudiaba artes, otros directamente estudiaban fotografía y otros le aplicaban al diseño gráfico o industrial. Pero en el caso del presidente era distinto. El estudiaba pedagogía en artes visuales y era lo bastante mayor como para decir que se hallaba cursando un postgrado, pero no era el caso.
Juseok era la evidencia de todo lo malo en la promiscuidad juvenil. Había tenido su primer hijo a la edad de diecisiete con su novia de quince. Razón por la que dejó los estudios enseguida y se dedicó a trabajar. No fue hasta cuatro años atrás donde decidió terminar sus dos años de escuela y finalmente entró a la universidad con ayuda de un permiso especial por parte del alcalde.
Esperaba que gracias a su edad fuera algo benevolente con nosotros, algo así como si le recordáramos a su hijo... o a sí mismo de joven (que a pesar de no sonar muy atractiva la ida, a esta altura todo servía). Así que llegué con la idea más positiva y de auto superación que tuve, y así con algo de suerte inspirarle confianza. Estaba dispuesta a lamerle las botas si era necesario. Necesitaba que cada maldito paso de mi plan funcionara si quería sentirme lograda.
No fueron más de dos pasos dentro del club y toda mi fachada se cayó al instante.
—El presidente Juseok tiene licencia médica.
Eché una ojeada periférica al lugar, vislumbrando al par a mis costados, Taehyung a medio tragar, haciendo como pez con la boca abierta, y Jungkook con un puchero del nivel de la torre.
Suspiré y me sentí desfallecer. Me dejé caer hacia atrás mientras cerraba mis ojos y supe que Jungkook me había afirmado contra su cuerpo para evitar que mi cabeza tocara el piso.
Mi plan había fallado en el tercer punto.
¿Todo había sido por nada? ¿Había subido y bajado escaleras como loca solo para toparme con la peor noticia posible?
Bueno, tampoco es que estuviera muerto.
— ¿Saben cuándo volverá?—se interesó Taehyung, echándome aire con sus palmas.
—Su esposa va a dar a luz esta semana así que tiene semanas para que vuelva—nos respondió un muchacho.
—No te preocupes por mí, Taehyung... Yo ya estoy muerta...—alcé mi mano hasta su rostro. Una de sus manos abrazó la mía y me contempló moribunda en los brazos del maknae.
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Cherry Host Club➳V; BTS
Fanfic★彡El club de astronomía de la universidad Handong posee siete miembros de los cuales jamás se ha escuchado hablar en la historia de los clubes. No es un grupo el cual resalte entre los cientos que hay dentro de la institución, ¡y lo sería aún menos...