XIII. Soledad

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La soledad retratada como un elemento exterior, como un ser que nos engulle, como si fuera maligna y no una cualidad de uno mismo, es abrumadora y tóxica. Pero al sentirla parte de nosotros, se disfruta, se vive en soledad, aunque sea unos minutos. Es tener la valentía de escuchar nuestros propios pensamientos, de querer nuestra compañía tal cual lo haríamos con nuestra pareja. Amarnos en solitario, es amor propio.

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