El último día que pise tus escalones
será en el que me dé cuenta
que valiste la pena.
Por tantos días y horas,
por tantas noches en vela,
por tantas puteadas.
Pude haberme quejado de vos,
y faltarte algún día porque no tenía ganas,
pero tus puertas nunca se cerraron,
y me acogieron para enseñarme que la ignorancia
era la peor de las penas.
Y ahora puedo decir
que cuando me vaya
y nos crucemos un día
harás que me pregunte
los siguientes años
si mi nombre seguirá en la madera de algún banco
o si los ecos de mis recuerdos
siguen resonando vivos en tus paredes.
Y estarás tan lleno de nombres,
de rostros,
de vida,
y seguirás ahí,
como si nunca nos hubiéramos ido,
siendo siempre nuestro.
Nota: Este poema esta dedicado a mi colegio. Fue una de las mejores (y tormentosas(?)) experiencias de mi vida. De ahí aprendí más de lo que creo que pude haber aprendido en otro lugar. Así que ¿por qué no? Esta es mi manera de decirle gracias.
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Palabras sueltas
ŞiirPalabras sueltas, liberadas, como alas cicatrizadas y criaturas renacidas, como cacharros oxidados y el olor de los objetos viejos escondidos en el cajón. Así son ellas, aguardando en algún rincón el momento para surgir. Fecha de publicación: 2017/2...