V.

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Recuerdo cuando cuide a aquel pájaro.

Fue un día con mucho viento.

Yo debía tener ocho años.

Caminaba al viejo árbol en el fondo del jardín

con un suéter azul grisáceo.

Ahí entre las hojas que variaban del naranja al café,

se encontraba un pequeño pájaro escondido,

oculto de su propio miedo.

Tenía una ala rota.

No me senté bajo el árbol aquella mañana de otoño,

ni me imagine como sería el mundo si yo no estuviera.

Corrí al interior y le conté a mi madre,

recuerdo como ella me enseño a cuidarlo

y obedecí cada orden incluso durante el invierno.

En primavera el ala ya había sanado.

Lo llevé a la rama de aquel árbol con las hojas ya verdes.

Pero el pájaro no voló.

Se quedo en el mismo árbol.

Se marchaba cuando quería.

Volvía cuando él decidía.

Y un día ya no regreso, o simplemente deje de ver cuando lo hacía.

Desde ese día supe que todos son libres de ir a donde quieran.

Todos pueden caer en cualquier lugar y olvidar como volar.

Pero con el tiempo toda herida y error sanan.

Alas de ángel roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora