Capitulo 7 - ¡Quiero conocerte!

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Recomendación: leer con la música.

- "No es necesario que te disculpes, comprendo tu reacción, por ello estabas con los ojos llorosos; recordar cosas desagradables incomoda" - dijo amablemente Izuku.

Hitoshi alzó la mirada encontrándose con unos grandes orbes esmeraldas perdiéndose en ellos.

- "B- Bueno, puedes levantarte" - dijo algo avergonzado el peliverde, sacando de su mundo al ojeroso.

-"Bueno..., !Auch¡"- se quejó el pelimorado levantándose, tocando una de sus mejillas.

- "Tu mejilla está sangrando, ¿Te duele mucho?"- cuestiono el príncipe mostrando preocupación en el rostro.

- "No me duele"- dijo el pelimorado a la defensiva, volteando la mirada.

-"Esta sangrando mucho"- dijo el ojiverde acercandose a Shinsho.

Izuku se acerco a Hitoshi, saco un pañuelo de uno de sus bolsillos y limpio suavemente la sangre de la mejilla del pelimorado, con cuidado de lastimarlo.

Hitoshi se sorprendió ante tal acto, el príncipe al finalizar de limpiar la sangre, puso su mano en la mejilla lastimada y empezó a acariciarla tiernamente.

Shinsho no tenía palabras, se sonrojó; nunca sintió tanta ternura y cariño en una simple caricia,al alzar su mirada, vio una linda sonrisa en el semblante del príncipe.

-"¿Ahora te duele?"- preguntó el peliverde al ojeroso.

-"No, esta totalmente curada, gracias"- dijo asombrado el pelimorado tocandose la mejilla.

-"De nada, fue el gato, ¿Cierto?"- preguntó con intriga el príncipe.

-"Si"- respondió el mago viendo al sonriente ojiverde.

-"Quiero conocerte, que me digas quien eres y saber sobre ti, me agradas"- comento el principe recostandose al pie de un gran árbol.

-"¿Estas seguro?, cuando sepas sobre mi seré desagradable para ti "- dijo con una expresión triste el mago.

-"Nadie es perfecto, quiero conocerte y no hay vuelta atrás"- respondió el peliverde con entusiasmo.

-"Entonces también quiero conocerte"- dijo el pelimorado al ojiverde, temiendo que pueda suceder cuando se entere de su 'habilidad'.

Shinsho se sentó al lado del principe, al verlo fue una linda imagen para él, tenues rayos de sol sobre sus claras mejillas, rozando delicadamente sus verdes rizos y su brillante mirada esmeralda que transmitía calma.





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