Epílogo: La muerte de un soñador, el nacimiento de un ensoñador.

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El capitán miró por última vez el planeta que lo acogió por más de un mes. No pudo evitar soltar un par de lágrimas, pues la melancolía, el temor, la incertidumbre, la memoria, todo lo azotaba a la vez.

Destapó el frasco, lo olió, y luego lo bamboleó un poco en su mano para detallar su viscosidad.

- Hasta luego Ledo, gracias por todo. - Fue lo único que dijo en voz alta, pero esa frase no era nada comparada con la tormenta de pensamientos que se revolvían en su mente.

Alzó el recipiente como haciendo un brindis, y se consumió todo el rosado contenido de un trago. Inmediatamente terminó la última gota de pasar por su boca, cayó en un estado de inconsciencia y se desmoronó sobre sí mismo. 

Una tormenta de sensaciones lo invadió al interior y el planeta mismo comenzó a sentir la presión de los sentimientos reprimidos y envueltos en la coraza de su ser. El planeta sabía qué sucedía.

 

En un instante colapsó por completo, desapareciendo el cuerpo y la tierra en medio de la inmensidad del universo, dejando un vacío enorme en el espacio de la galaxia que ocupaba dicho cuerpo celeste.

...

...

...

Explotó. Explotó en mil pedazos en el mismo punto donde había desaparecido, desenlazando todo el poder de los sentimientos que tenía Abses Tani y los demás habitantes de Ledo en su interior.

...Luego Bastian abrió los ojos. 

- ¿Dónde estoy? - 

- Estás en casa, querido. Que buen viaje has tenido, que rápido has aprendido.

Fin. 

"Un morir también es un renacer."

Abses Tani: Amante EspacialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora