Capítulo 2

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Le saludo con un tímido y nervioso "hola". Parece mentira que esté tan nerviosa y apenas sepa qué decir con Arnau, la persona que sabe prácticamente todo sobre mí y con la que he compartido mis momento más íntimos, Estábamos genial y ahora en esta despedida todo parece tan frío y distante...
Él me saluda y siento que está igual de nervioso que yo. Me propone ir a un banco a sentarnos para hablar y yo le sigo. Acabamos sentándonos en un viejo banco que está escondido entre unos arbustos llenos de color debido a las flores que crecen de ellos, no es un banco cualquiera, es el lugar donde nos dimos nuestro primer beso hace casi un año ya y, supongo que la elección de este en vez de cualquiera de los otros muchos bancos que hay aquí, no es casualidad, sino una manera de que nos invadan recuerdos.
Nos miramos fijamente esperando a que uno de los dos comience a hablar, finalmente lo hace él.

–Bueno... sé que no es mucho tiempo, pero te voy a echar de menos, te voy a echar mucho de menos...
No le doy tiempo a acabar la frase y le respondo:
–Yo también, no lo dudes. Tres meses no son nada, nosotros podemos con eso y más. –Digo intentando parecer lo más serena y segura que puedo.
–Lo sé, pero quiero que tú estés bien, me aterra pensar que lo estés pasando mal y no poder ayudarte y estar contigo. –Él sabía que no me gustaba ir allí y bueno, la historia no la sabía al completo, porque como ya he dicho no me gusta hablar de ello, pero sí tenía cierta idea.
–Yo voy a estar bien, estate tranquilo, ya no me da miedo salir allí, hace mucho de eso, ahora yo soy más fuerte que nadie. –Miento.
–Sé de sobra que eres fuerte, pero lo que no sé es si yo soy tan fuerte como tú. No sé si aguantaré tanto tiempo sin ti. –Me coloca el pelo con su mano.– Eres mi todo. Te quiero.
–Y yo. Siempre.
Nos miramos a los ojos, ambos los tenemos llorosos, con lágrimas que intentan salir y deslizarse por las mejillas. Él los cierra mientras acerca su cara lentamente, yo hago lo mismo; nuestros labios se juntan fundiéndose en un beso lento y nostálgico, nuestras lenguas se rozan suavemente e ,inevitablemente, me viene a la cabeza el recuerdo de nuestro primer beso en ese mismo lugar, una lágrima se desliza por mi mejilla. Tras unos cuantos segundos, nuestras bocas se separan, nos volvemos a mirar, pero esta vez las lágrimas de mis ojos han salido, sin quererlo, estoy llorando sin poder parar. No he podido resistir a la mezcla de tantos sentimientos y tan intensos en tan poco tiempos. Me apoyo en su hombro y me rodea con su brazo, ninguno de los dos decimos nada. Estamos un rato así, no sé cuánto tiempo, pero bastante. Me seco la última lagrima que me queda y miro el reloj, es tarde y debería irme, así que me dirijo hacia él y le repito decenas de veces lo mucho que le quiero y lo mucho que le voy a echar de menos. Él responde que él también, que me quiere muchísimo y me va a echar de menos. Tras repetirnos eso una y otra vez al final le digo que debo irme, que es tarde, así que ambos nos levantamos de ese banco, el cual creo que va a ser mi banco favorito de por vida, y salimos del parque agarrados de la mano. Me acompaña hasta mi portal, durante el corto trayecto ninguno de los dos decimos nada, creo que es porque si intentamos pronunciar una palabra la tristeza nos va a superar. Cuando llegamos a mi portal me repite otra vez que me quiere y que en tres meses volvemos a estar juntos. Finalmente, se acerca a mí y me da un último beso, cuando este termina me da un abrazo duradero y dice "hasta pronto" con voz quebradiza. Me despido de él y se marcha, veo como se aleja por la oscura calle caminando lentamente. Me quedo mirándole hasta que gira la esquina y dejo de verle. Tengo unas ganas de llorar increíbles pero me contengo y subo a casa por el ascensor, en el espejo del ascensor intento practicar una cara para que parezca que no he llorado demasiado. Cuando el ascensor llega a mi piso, salgo y abro la puerta de mi casa. Mi madre está en el salón viendo la televisión, le digo hasta mañana desde la entrada y voy a mi habitación apresuradamente. Entro y cierro la puerta, dejo que mi espalda se deslice sobre esta hasta que acabo sentada en el suelo llorando desconsoladamente.

AQUEL VERANO | @lajirafanaranjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora