Unos cuantos minutos después poso las llaves y el móvil sobre el escritorio, me siento en el suelo e intento deshacer el nudo de las zapatillas, pero de lo nerviosa que estoy no soy capaz; al final me quito las zapatillas sin desatarlas y las dejo tiradas sobre la alfombra. Me cambio y me pongo una camiseta ancha de color azul con una raya blanca en medio, que pertenece a Arnau, pero a pesar de que me la dejó hace un tiempo y la he lavado mil veces la uso como pijama, ya que sigo pensando que huele a él. Paso de desmaquillarme, aunque tampoco me preocupa mucho porque apenas voy maquillada, me tumbo sobre la cama y apago la pequeña lámpara que hay sobre mi mesita de noche.
Estoy tumbada mirando al techo, o lo poco que se ve de él, y sin poder contenerme otra vez más, numerosas lágrimas comienzan a salir de mis ojos deslizándose por mi cara y cayendo sobre la cama. Pensar en el día de mañana me produce una ansiedad inmensa y, si a eso le sumo la tristeza que siento por despedirme de Arnau, me resulta imposible tranquilizarme, y mucho menos dormir, tengo la sensación de que va a ser una noche muy larga.
Pienso una y otra vez en el encuentro con Arnau, en lo poco que le dije con lo mucho que le tenía que decir, pero que por culpa de los nervios no fui capaz, y de verdad, ahora me siento súper culpable por ello, no sé cómo se sentirá él ahora, supongo que triste como yo, pero espero que no esté decepcionado por lo poco que le dije, confío en que no esté así. Tres meses no es tanto tiempo realmente, pero nos habíamos mal acostumbrado a vernos prácticamente a diario; supongo que al principio nos echaremos de menos y será algo duro no vernos tan frecuentemente, pero espero que a lo largo que pasa el verano sea más fácil, claro está, sin olvidarnos el uno del otro ni mucho menos, sin acostumbrarnos del todo a estar el uno sin el otro; yo confiaba en él y espero, que él hiciese lo mismo conmigo, ¿por qué hemos tenido que hacer que esta despedida parezca el punto final de algo, cuando solo es un espacio? Es verdad que pensábamos que nunca nos separaríamos ni un mes, pero al fin y al cabo la vida es así, lo importante es que después de ese tiempo todo siga como antes y, quizás eso es lo que más miedo me da y me preocupa, que después del verano ya no sea todo igual, que haya cambiado, que nuestra perfecta relación ya no fuese tan perfecta; que todo lo que habíamos vivido juntos se quedase en un simple recuerdo; en parte creo que todo este miedo también se debe a que voy a salir de mi rutina, de hacer lo mismo todos los días y he de decir, que mi rutina en los últimos meses había sido él, y no voy a negar me gustaba que fuese así. Sin duda, le iba a echar muchísimo de menos, pero no solo eso, para ser honestos, también iba a echar de menos tener contacto con gente de mi edad, porque como ya he dicho, me aterra salir de casa allí. Mi abuela va a ser mi única compañía durante estos tres meses, y no, no me quejo, es una suerte poder pasar con ella tanto tiempo, es más, lo agradezco, pero es verdad que estaría bien hablar con alguien más allí, y no, no cuentan las amigas de mi abuela que van a casa a jugar la partida.
Además, estaba tan nerviosa por mañana que no podía ni cerrar los ojos. ¿Cómo iba a aguantar casi tres meses dentro de una casa? ¿Qué iba a hacer? ¿Qué iba a pensar la gente de mi edad si se enteraban que estaba allí? ¿Y qué iba a pasar si salía y me veían? Tenía miles de preguntas sin respuesta y esta incertidumbre, me producía una sensación de agobio increíble.
Habían pasado varias horas desde que me había tumbado y todo el tiempo había estado pensando en mil cosas sin poder dormirme, pero supongo que por agotamiento, finalmente cerré los ojos y me dormí.
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AQUEL VERANO | @lajirafanaranja
Novela JuvenilLuna tiene una perfecta relación con su novio y son inseparables, pero debido a las circunstancias tiene que marchar todo el verano a su pueblo, el cual odia y donde lleva años sin ir. Se encontrará con gente del pasado y quizás eso haga que cambie...