Capítulo 5.

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Capítulo 5.

Kouki se acercó a Yukio con toda la calma posible. Llevaban cerca de 3 semanas sin hablarse. El pelinegro se la pasaba de mal humor y discutiendo con todos o simplemente ignorándolos. No era normal ese comportamiento en el mayor, y de ser así nunca había durado tanto tiempo de esa forma.

Sabía que había sido agresivo a la hora de hablar, pero es que estaba tan molesto que se desquito con la primera persona que se puso en su camino, quien lamentablemente resulto ser su amigo.

-Yukio.- llamo con cuidado. El mayor estaba sentado en un sofá en uno de los salones de la mansion. Estaban solos en el lugar, así que esperaba poder hablar con tranquilidad, y en el caso de que la cosa se saliera de control nadie los escucharía.

El hombre levanto la mirada de su libro, vio al castaño con mirada indiferente.- No tengo ganas de hablar ahora Kouki.

El castaño agacho la mirada como si estuviera siendo regañado. Se acerco más al joven y se sentó en el suelo, sobre la alfombra que cubría el lugar, justo al lado del sofá en donde el pelinegro estaba.

-Yukio.- lo llamo con voz atormentada.- Lo lamento. No quise decir todo eso... en parte sí, pero no de esa forma. Estaba molesto y te use para descargar mi enojo, y sé que no lo merecías.- el joven de ojos azules solo lo miro sin intención de emitir palabra.- Por favor Yukio. Hablemos.

El pelinegro suspiro cansado, cerro su libro y se sentó en el suelo junto a Kouki. Él también se había comportado como un idiota, se sintió acorralado cuando lo increparon con respecto a su relación con Keigo, que también termino molestándose con todos.- Tranquilo, yo también lo siento.- dijo algo apenado. Kouki lo miro con sus ojos castaños llenos de alivio, pero lamentablemente para el castaño la conversación no terminaría ahí.- Se que te pusiste de esa forma por Nina.

El castaño bajo la mirada avergonzado.- Fue una estupidez molestarme por eso. Obviamente lo hizo para molestar, pero no pude evitarlo.- confeso.

-Está bien.- le despeino los cabellos castaños.- Nina puede ser despreciable cuando quiere; suerte que no molestara últimamente.- dijo pensativo al recordar que los días habían estado algo tranquilos en la mansión. Iba a dejar la conversación ahí pero noto el enrojecido pómulo del castaño.- Te golpeo.- susurro sorprendido. Que los golpearan no era nuevo. Que los golpearan en el rostro, eso sí que era malo.

Kouki quito la mano que acariciaba su herida. No serviría de nada negar lo evidente.- Fue mi culpa.- lo excuso.- El señor estaba cansado y se veía ansioso, yo no le respondí como debía. Tarde mucho en excitarme y al final me dio un golpe en el enojo.

Yukio lo vio con severidad.- Kouki, escúchame bien.- lo miro de forma seria.- No fue tu culpa. Nada y te lo digo enserio, absolutamente nada justifica el que te golpeen. No es algo normal, nadie debiera comportarse de esa forma, no debes disculparlo.

-Si, pero-

-Yo vengo de una buena familia sabes.- añadió de la nada sorprendiendo a Kouki.- Mi educación fue buena; crecí en un ambiente familiar, con valores y esas cosas. A diferencia de varios hombres mi padre jamás ha golpeado a mi madre, o bueno así era hasta que me fui, ahora no estoy tan seguro de eso.- dijo en una mueca.- Pero tu.- le apunto.- Tu creciste en un lugar en donde ser golpeado es algo normal. Pero no lo es. No lo es Kouki, nada en este maldito lugar es normal.

Sabía que Yukio tenía razón; tenía el suficiente raciocinio para entenderlo.- Es que yo lo amo.- murmuro. Y así era. El hombre lo cuido cuando niño, le dio educación, lo mantuvo aislado durante toda su niñez para que no viera lo que se hacía en la mansión. Cuando tenía pesadillas las hablaba con él, y se quedaba a su lado hasta que se quedaba dormido nuevamente. Realmente lo amaba, era el único ser humano que lo había apoyado luego de que su madre lo abandonara, o se marchara, o la despidieran, la realidad era que no tenía idea de que había sucedido con su madre.

Noches De Placer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora