A veces, pero solo a veces, puedo tocar la luz, la energía, la felicidad.
Son de esas veces dulces, como un despertar en una casita en la playa, la luz del alba inunda todas las esquinas del lugar blanco puro, con un leve color anaranjado. Bostezas de cansancio y decides salir a dar un paseo por la orilla.
Solo. Sintiendo o sin sentir, a veces, una chispa en tu interior, alegría quizás, o nostalgia.
Nostalgia en la playa, recordando aquellos veranos con tu familia cuando eras pequeño, jugando a construir palacios de arena para los Dioses del mar y sentirte como en la sirenita al nadar y dejarte llevar por el oleaje. Te llaman para comer...
A veces es más intensa, como el primer beso que le das a esa persona que te encanta, con una risa entrecortada y mordiéndote los labios. La energía queda atrás, eso es una explosión de las mayores energías del ser humano: los sentimientos.
Puedo acariciar la felicidad, es delicada, pero amigable, me seduce, me invita a devolverle alguna que otra tímida sonrisa y lo hace conmigo para no sentirme tan ruborizado; creo que le hace gracia.
Vuelvo a esa casita en la playa, y desde la ventana de mi habitación veo a mi familia, saludándome e invitándome a ir con ellos a revolcarme en la arena, a nadar en el mar...
El verano y sus antojos. El verano y yo. La felicidad intentando ser mi amiga de nuevo.
A veces le sonrío, pero solo a veces, porque soy tímido, y de todo sueño se despierta.
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Manual de a̶u̶t̶o̶ depresión
RandomNo pretendo hacer poesía No pretendo hacer rimas No pretendo ser nada ni nadie Tan solo quiero plasmar mi historia