¡Welcome to the bar! [Yugkook]

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- Pagaré lo que sea. -sonrió en amplitud el mayor y separó al pequeño para poner uno de sus dedos en sus labios acariciando suavemente- Un hermoso conejo como tú vale hasta mi propia vida, ¿No crees? -preguntó divertido.- Y... Quisiera que pudieras satisfacerte tú, ya que eres virgen, quisiera hacerte gozar en tu primera vez de igual forma. Pagaré lo que sea... Pero quiero que me confirmes que tú también lo vas a disfrutar. Quiero que tu primera vez sea algo mágica, y si quieres experimentas con mi cuerpo no me negaré a que lo hagas. Quiero hacerte sentir bien. -se separó dejando que el menor pensara bien aquella "oferta".

El menor lo especuló, y en realidad no sonaba para nada mal la idea.

En sus adentros, sabía que un día así llegaría. Así que ¿qué mejor que entregar su virginidad en alguien que lo trataba con cuidado?

Estaba a punto de aceptar, sin embargo, antes de que pudiera decir algo Namjoon se acercó a la mesa haciendo que el pequeño desviara su mirada a otro lado y ambos chicos se separaran de repente.

- Dígame señor Kim, ¿La está pasando bien? ¿Este lindo muchachito de aquí lo está haciendo sentir cómodo? -preguntaba mientras le sonreía nervioso y de vez en cuando miraba de reojo al pequeño apretando sus dientes.

El menor se encogió en su lugar, pero luego se levantó con la idea de largarse de esa parte porque una parte dentro de sí decía que debía huir del posible castigo de su jefe, pero Nam lo tomó del brazo de forma fuerte y dura.

- ¿Acaso te dijo que podías irte? -preguntó con cierta furia y lanzó al menor a la silla para que se sentara de nuevo soltándole un leve chillido ganando una mala mirada por parte del señor Kim- Disculpe los modales de este lindo conejito. ¡Oh! Y disculpe los míos. Me llamo Namjoon y soy dueño de este bar. Si necesita de algo o si quieres los servicios privados de los empleados debe hacérmelo saber. Puedo recomendarle a los mejores del lugar, y para usted tengo una de las mejores habitaciones para pasar la mejor noche de su vida.

- Dice que me quiere a mí. -comenta Guk en voz baja. Nam casi se ahoga con su propia saliva porque alcanzó a escuchar su comentario.

- Oh, lo siento señor Kim, pero usted no querría de un inexperto como este niñato, además es virgen e ilegal, tendría que pagar una gran suma de dinero si quisiera intentar pasar una desastrosa noche con él. -decía de forma cínica alimentando más la furia del Señor Kim.

El mayor suspiró y agarró al conejo sentándolo en sus piernas mientras miraba con una sonrisa forzada a Namjoon.

- Discúlpeme, joven Namjoon... -dijo, decayendo su mueca de felicidad a una sonrisa cínica igual o más aterradora que la que Namjoon tenía anteriormente.- Ya escuchó al pequeño conejito de aquí. -comentó y abrazó de forma débil y cariñosa al pequeño colocando una de sus manos en su muslo- Yo lo quiero a él. No necesito alguien con gran hueco, con este pequeño me conformo. Y no se preocupe por los gastos, pagaré lo que vale y si quiere más. No me importa cuanto sea. ¿Ok? -recalcó la última palabra mientras sonreía de forma espeluznante, no le gustó que al menor lo tratara de esa forma, como si fuera un muñeco de trapo.

Kim vio el brazo del menor, el cual tenía una marca rojiza por el reciente agarre que el moreno le dio con fuerza haciendo que se irritara más de lo que ya estaba, porque no comprendía como alguien podría tratar así a un pequeño, independientemente si era el conejito que le gustaba o alguien más.

- Se puede retirar. -dijo de forma seria.- Yo me haré cargo de este conejito y la reciente marca rojiza que le dio. No fue necesario desde el principio que interrumpiera el ambiente que había creado ya que estábamos hablando de lo que haremos, y se podría decir que el "niñato inexperto" de aquí me explicó muy bien lo que debía hacer con su pago, así que... Se puede retirar. -repitió al no ver señal en Nam de querer hacerlo.- Luego vendrá a retirar su dinero, y si no confía en mí sabe dónde encontrarme. -le sonrió a pesar de que no mostraba alegría en lo absoluto. Estaba molesto por su actitud dura hacia el pequeño conejo, solo sentía la necesidad de hacerle pagar por el pequeño daño que le hizo pasar al menor.