Capítulo 10:

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- Oh, sí claro, yo vengo a verte y eso no me hace un príncipe, pero a él sí, ¿cierto? – dijo incrédulo.

Ya me estaba hartando de que él me pasara por arriba y que yo no le dijera nada, así que me armé de valor y le contesté.

- ¿Cuál es tu problema? ¿Por qué apareciste de esa manera en el parque? – pregunté

Me miró fijo y mis piernas volvieron a temblar.

- Porque es un idiota – dijo

- ¿Cómo lo sabes? – pregunté cruzándome de brazos.

- Se hace el perfecto, pero nadie lo es – contestó él

- Y si nadie lo es, ¿por qué te molesta tanto? – pregunté

Me miró profundamente.

- ¿Quieres saber la verdad? – preguntó y asentí – pues no lo tolero.

- ¿Que no toleras? – pregunté - ¿A él o el hecho de que pase tiempo conmigo?

Me miró con ojos abiertos y boca semi abierta también. ¿De dónde saqué la valentía para enfrentarlo así? No lo sé. Simplemente me salió del alma. 

Se acercó peligrosamente a mí y puso una mano en la pared, acorralándome. 

- Paso por ti mañana a las tres – dijo él y me sorprendí – estate lista

Dichas estas palabras, se alejó de mí, se puso su abrigo, abrió la puerta y se fue, sin nada más que decir.

Me quedé mirando la puerta, aun estaba algo aturdida por el momento que viví.

Cuando salí de mi trance, me dirigí a la cocina, será mejor que comience con la sopa, está a punto de ser las ocho de la noche.

Preparé el caldo y seleccioné los fideos. Puse a hervir el caldo y coloqué, también, algunos vegetales para acompañar la sopa. Mi celular comenzó a sonar así que me acerqué a él y lo tomé.

- ¿Hola? – atendí

- _____, soy Lou 

- Louis, ¿Qué tal? – pregunté

- Bien, estoy aquí con Harry y Eleanor, ¿Cómo estas tu?

- Bien, algo cansada y hambrienta – contesté

- Oye, ¿qué tal si vamos a almorzar luego de la universidad mañana? 

Fruncí el seño al recordar que, según Liam, mañana no habría universidad.

- Chicos, Li… - dudé un segundo en decirle a Lou que Liam Payne había estado en mi casa

- ¿Li…? – preguntó Lou, desconcentrándome

- La directora llamó, mañana no habrá universidad – informé

- ¡Genial! ¿Oíste Harry, mañana no habrá universidad? – exclamó Lou

Se escuchó un grito de felicidad, proveniente, seguramente, de Harry.

- Quizá podríamos ir a desayunar juntos – hablé

- Genial idea, Eleanor ya se está recuperando, así que la llevaremos – dijo Lou

- Bien – dije – mándenle un saludo

- Lo haré, pasamos por ti a las diez, ¿te parece? – preguntó Louis

- Claro, genial – dije sonriente, aunque ellos no pudieran verme – nos vemos mañana, adiós – dije

- Adiós, Harry te manda un beso en el mismo lugar que hoy a la tarde – dijo Lou entre risas y se escuchó un “oye” por parte del chico de ojos verdes.

Me sonrojé por ello.

- Dile que se lo devuelvo – reí – adiós – dije y corté.

Escuché el ruido de las llaves y me acerqué a la puerta. Divisé a Steve por el ojo de la puerta. Cuando el entró, lo abracé.

- Te extrañé, hermanito – dije 

El pobre chico traía una maleta, papeles, y todo lo que se te pueda ocurrir, y a mí en brazos. Rió y me abrazó.

- Te diría que te extrañé pero tengo hambre, ¿está lista la sopa? – preguntó

- Ya casi – dije y me separé de él para dirigirme a nuestra pequeña cocina.

Él siguió mis pasos hacia la cocina y se sentó en una banqueta.

- ¿Por qué no vas a bañarte y luego bajas a comer? – pregunté

Steve no apartó su vista de mí. Volteé para mirarlo, sonreía como tonto.

- Otra vez con cara de idiota – reí - ¿piensas en cuando era más tierna? 

- No, pienso en que te pareces mucho a como recuerdo a mamá – dijo

- Steve – dije luego de un rato – sabes que no me gusta hablar sobre mamá – dije

- Lo sé, lo siento – dijo él – bueno, me iré a bañar

Dichas sus palabras, subió las escaleras, rumbo a la ducha.

Continué cocinando la cena, pero mi mamá se me cruzó por la mente. La extraño, mucho, aunque jamás la conocí. Y también a papá, con quien pude compartir algunos momentos. Niñez difícil. Vida difícil. Pero Steve y yo salimos adelante y eso es lo importante. Aunque daría cualquier cosa por pasar dos segundos con mis papás. Conocer a mi mamá.

Cuando la sopa estuvo lista, puse la mesa y serví un poco de la cena en dos platos distintos. Llamé a Steve para comer, quien respondió con un “ya bajo” y luego de un minuto, estuvo abajo.

Cenamos tranquilos, y me contó acerca de su problema en la empresa, por suerte, lo solucionó y ahora todo marcha normal. Cuando terminamos, yo lavé los trastos ya que Steve estaba cansado por tanto trabajo, así que se fue directo a la cama. Cuando di por finalizada la tarea de lavar los platos, subí a mi cuarto.

Recorrí las escaleras y caminé hasta mi cuarto, abrí la puerta y casi grito al verlo allí.

- ¿Qué diablos haces aquí? – dije en susurro, pero algo fuerte.

- Tranquila, solo vengo a asegurarme de que mañana asistas a tu tonta cita con Harold a tiempo – dijo tomando mi despertador

- Oye, ¿Qué? ¿Cómo sabias eso? – pregunté confundida

- Lo sé todo – dijo haciéndose el misterioso.

Lo miré entrecerrando los ojos.

- Ya, enserio, ¿cómo lo sabías? – pregunté harta de respuestas que… no responden a mi pregunta.

- Fácil, te escuché – dijo

- ¿Y cómo hiciste para escucharme? – pregunté curiosa

- Oye, ¿Qué importa? Lo importante es que sé que mañana tendrás una cita con Harold y luego pasarás el resto del día conmigo – dijo victorioso.

- ¿El resto… del día? – pregunté con tono coqueto y poniendo mis brazos en jarra.

MI CRIPTONITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora