Capítulo 2:

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- Basta – exclamé interponiéndome entre el puño del matón y el perfecto, pero ahora golpeado rostro de Payne. Recibí un golpe el mi mejilla izquierda, la cual me luego, cubrí con mis manos. Fue un golpe muy fuerte, me tumbé en el piso, nunca antes me habían pegado, el golpe no iba para mí, iba con fuerza hacia el rostro de Payne. Los matones se quedaron anonados cuando se dieron cuenta que fui yo quien recibió el puñetazo. Payne, al notar a los dos matones en guardia baja, los golpeó, a uno, fuertemente en la cara y a otro en el estómago. Yo simplemente veía lo que pasaba, aun estaba tumbada por el golpe, sentí un hilo de líquido correr por mi boca, y caer al final de mi mentón. Payne estaba golpeando brutalmente a ambos chicos, quienes suplicaban que parara. Como pude me acerque a Payne y puse mi mano en su espalda. - Detente, por favor – dije casi en susurro, todavía me sentía mal, tumbada por el golpe El castaño de ojos chocolates me miró, era la primera vez que mis ojos se encontraban con los suyos, sus ojos eran simplemente hermosos, bajaron hasta mi boca, y volvieron a mis ojos, hice exactamente la misma acción. Payne no dijo ni una palabra, soltó al matón y me alzó en brazos, muy lentamente para que no me lastimase. Lo último que sentí fue a su firme pecho, con grandes y musculosos pectorales, su corazón latir a mil por segundo y a sus fuertes brazos que sostenían mi delgado, liviano y frágil cuerpo. Desperté y miré a mí alrededor, tarde un poco en reconocer el lugar, se trataba de la enfermería de la universidad. La puerta se abrió y un chico, cuya cara aun no reconocía se acercó a mí. - ¿Estás bien? – me preguntó - ¿Steve? – pregunté frunciendo el ceño - Si que eres floja hermanita – rió y yo también lo hice - ¿te encuentras mejor? - Si, ya no duele mucho – intenté sonreír pero no pude porque un dolor invadió mi mejilla izquierda. - No, claro que no – sonrió con sarcasmo - ¿Dónde está el chico que me trajo? –pregunté curiosa - Pues, luego de darle una buena paliza a esos matones, fue a hablar con el director a explicarle lo que sucedió –respondió y me quedé pensando un rato - ¿Está en problemas? – pregunté preocupada - Lo defendí, ya que él te defendió a ti –dijo – no creo que tenga problemas por defenderse y defenderte. - Espero que así sea – respondí - ¿Vamos a casa? – preguntó mi hermano, extendiendo su mano. - Quiero hablar con Payne primero –expliqué - Hablas mañana, ¿te parece? – preguntó Steve - Está bien – sonreí como pude y caminé hasta la salida trasera. Nos dirigimos al estacionamiento, Steve puso en marcha el auto y fuimos a casa. Steve fue a comprar una película mientras yo preparaba pochoclos, si, hoy sería un día de cine en casa. Puse a hacer los pochoclos, les puse azúcar para hacerlos dulces y un ingrediente especial para que queden más ricos, y quedaron más ricos. Al rato, llego Steve con dos películas, una se llamaba “17 otra vez” y la otra “El secreto de sus ojos”. Miramos ambas, eran muy buenas, comimos pochoclos hasta engordar kilos y kilos. Cuando sentí que mis ojos se caían, tomé una cena rápida, junto con mi hermano y me fui directo a la cama. Me desperté por el odioso sonido del despertador, como todos los días, me senté en la cama hasta que mi vista se aclarara, bajé y desayuné junto con mi hermano, luego subí, cepille mis dientes, mi cabello, me vestí http://www.polyvore.com/cgi/set?.locale=es&i d=58378135, me maquillé un poco, en especial la mejilla izquierda que tenía un gran moretón violeta y un corte en la comisura de mi labio del mismo lado. Bajé y Steve me llevo a casa, como siempre, las chicas babearon a cataratas por mi hermano. Steve me dijo que vendría por mí a la salida y condujo directo a su trabajo. Hoy me sentía distinta, sabía que este día sería distinto, no solo por el hecho de ser viernes, lo cual me alegra, sino porque por fin tendría que enfrentar a Payne y agradecerle por haberme llevado hasta la enfermería. Percibí miradas, entré en el salón y ahí estaba él, mirando por la ventana, su rostro se notaba muy golpeado, más que el mío. El no me dirigía la mirada, así que me vi obligada a dejar el orgullo de lado y hacerle frente. Dejé mis pertenencias en el banco de siempre, pero esta vez no me senté, sino que caminé hasta su lado. Luego de suspirar, opté por hablar. - Hola – dije casi tartamudeando - ¿te encuentras bien? Suspiró y me miró. - ¿Crees que me encuentro bien? –preguntó sarcástico Su voz era masculina, grave y profunda, me pregunté que sería escucharlo hablar suavemente sobre mi oído, sería una sensación hermosa. Su rostro estaba golpeado, como dije anteriormente. Tenía su comisura izquierda cortada, su ojo derecho algo violeta y casi no lo abría, parece que tuvo cierta lesión en su nariz porque tenía un poco de sangre seca a su costado. - Lo siento – dije y bajé la cabeza – solo quería saber si estabas bien y agradecerte por haberme llevado a la enfermería y no haberme dejado allí - Por nada – dijo casi en susurro y se volvió a su posición habitual. Sabía que él no se encontraba bien, creo que fui media estúpida en preguntarle cómo se encontraba, pero fue lo único que se me ocurrió decir. Me extrañó que no se haya preocupado en preguntar cómo yo estaba, que no dijera nada por haberlo salvado de un puñetazo. Preferí no hablar y volver a mi lugar, callada. Le mandé un texto a Louis en el receso, se me hacía extraño que ni él ni Eleanor hayan venido, me contestó diciendo que los padres de Eleanor tuvieron que irse de viaje y que ella está enferma y él se quedó a cuidarla. ¿No es un tierno? ¿Quién no querría un novio así? Compré un sándwich y me dirigí hacía una mesa, sola. Tomaba mi mejilla cada tanto, me dolía tener que morder o esforzar mi mandíbula. No comí por el dolor, entonces me dispuse a observar mí alrededor, mi mirada se quedó mirando fijamente a Payne, quien también me miraba. Para hacer algo y no quedarme como una boba mirando su golpeado pero aun hermoso rostro, fui a pedir hielo para mi mandíbula que dolía demasiado. Cuando volví a sentarme en la mesa y me puse el hielo, miré a Payne, quien me miró unos segundos, dejo su sándwich, limpió fugazmente sus manos en su pantalón, dejando que las migajas cayeran, tomó un repasador, limpió su boca, se paró de su silla. Tomó sus pertenencias y se fue por la salida. Me quedé anonada ante su reacción. El timbre tocó y volví a clase, era raro no verlo allí. El tiempo de salir se hiso esperar pero por fin, salí de la escuela. Buscaba a Payne con la mirada, no lo encontraba, solo fijé mi vista en una figura, apoyada contra un árbol, sus piernas formaban un 4, sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y me miraba fijamente. Estaba casi segura de que era ese chico, cuyo nombre desconocía. Tuve que ignorarlo y subir al auto de mi hermano. Una vez en casa, me puse a hacer y adelantar tarea, terminada toda la tarea, me puse a ver tele junto con mi hermano. Cenamos y cada uno se fue a su cuarto, pensé mucho sobre lo que pasó con Payne, me desilusionó que ni siquiera me haya dado las gracias. Finalmente me dormí.

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