Capítulo 16;

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El camino a casa fue silencioso, se frenó justo en frente de mi casa. Bajé del auto.

- Adiós – dije con un hilo de voz.

- Adiós – contestó firme.

Al notar que ni siquiera le importaba despedirse de mi, giré sobre mis talones para dirigirme a casa. Pero en ese momento, recordé que teníamos una cita pendiente por la noche. Entonces me volví al coche....

- Hoy tenemos una cita, ¿lo recuerdas? – pregunté

Él me miró con ojos abiertos.

- No creo que pueda ser – contestó

- ¿Por qué? – pregunté extrañada

- Por lo que paso – dijo él, desviando la mirada

- ¿Vas a dejarme plantada entonces? – pregunté con tono triste. Él me miró.

Ninguno de los dos habló, hasta que decidí poner conversación.

- Estaré lista a las ocho, si no vienes, sabré que no te tendré que molestar mas – dije y me dirigí a la puerta de mi casa. Busqué las llaves en el bolso y abrí. Lo miré unos segundos, él aun me miraba. Cerré la puerta.

Dejé el bolso y me di cuenta de que eran las cinco y media de la tarde. Debería correr a bañarme.

Me duché. Luego de salir, cepillé mi largo pelo, me vestí http://www.polyvore.com/cgi/set?id=62165291&.locale=es me maquillé y bajé.

- _______ - dijo y luego se volteó a verme - ¿a dónde vas tan arreglada? – preguntó

- Saldré – sentencié con una sonrisa

- ¿Se puede saber con quién? – me miró celoso.

- Con un chico – dije haciéndome la misteriosa.

- Quiero conocerlo – dijo cortante

- Oh, tranquilo, no lo harás – dije sonriente.

- Y tú no conocerás a Jennifer, es más, hoy no vendré a casa – dijo sonriente

- Ay que malo eres – dije haciéndole burla.

- ¡Já! – rió victorioso.

Lo miré desafiante.

- Bien, ya son las ocho, será mejor que me vaya – dijo él – nos vemos hermanita, cuídate – dijo y besó mi mejilla

- Adiós – dije y se fue por la puerta.

Me senté en el sillón. El tiempo se hacía interminable. Cerré un poco los ojos. Luego de un tiempo, volví a abrirlos. Miré a mí alrededor y divisé un reloj. Las ocho y media de la noche y Liam no vino por mí. Suspiré levemente. Ahora debería cumplir, dije que si no venía por mí, no lo molestaría más. Y así será.

Una parte de mi quería llorar, al fin y al cabo, al parecer a Liam no le importaba tanto como me parecía. Que ingenua.

Tomé una cena rápida. Un tostado bien calientito. Cuando terminé de lavar los platos, sin ganas, subí arriba y me acosté a ver tele.

Estaba desanimada, Liam me había dejado plantada.

El teléfono de mi casa comenzó a sonar. Suspiré y tomé el teléfono.

- ¿Hola? – pregunté

- _____ -dijo una voz por el otro lado

- ¿Harry? – pregunté

- ¿Cómo estás? – preguntó él.

- Bien, ¿y tú? – pregunté.

- Bien, mucho menos preocupado – dijo él

- ¿Por qué lo dices? – curioseé

- Porque no volví a verte el resto del día y… nada, solo estaba preocupado, pero ahora sé que estas bien – dijo él.

- Oh, que atento eres – dije sonriendo, aunque él no pudiese verme.

Él rió

– bueno, ahora podré irme a dormir tranquilo, preciosa – dijo él y me sonrojé

- ¿Nos vemos mañana? – pregunté algo tímida.

- Nos vemos mañana – afirmó él – y no solo eso, si quieres, podemos ir a almorzar luego – dijo él.

- Me encantaría, Styles – dije divertida, pero sonrojada.

- Excelente, Pevensie, nos vemos mañana – dijo él – te mando un hiper-super-mega beso tierno.

Hiso que me sonrojara aun más.

- Yo igual, señor Styles – dije tímida – eres muy tierno.

- Y tú eres preciosa – dijo él

Creo que ya estaba roja como un tomate.

- Bueno, lindura, será mejor que te deje o no podrás dormir – dijo

- Tienes razón, que descanses – dije

- Sueña conmigo – dijo él. Me sonrojé.

- Lo haré, lo haré – dije riendo, él también rió – que sueñes con los angelitos.

- Esa es otra manera de decirme que sueñe contigo, ¿cierto? – preguntó él y mi cara ya se estaba pasando de roja.

- No, hablo de que sueñes con Megan Fox o Leona Lewis, creo que es obvio – dije irónica y él rió.

- No te preocupes, soñaré contigo, no te cambiare por un par de maniquíes – dijo él

- No quieras hacer que me sonroje mas – le repliqué.

- ¿Hago que te sonrojes? – preguntó divertido.

- Ya, ve a dormir – ordené

- Está bien mamá, que descanses – dijo él

- Adiós, hijo – dije divertida y él rió.

La llamada finalizó y estaba por irme a dormir, cuando mi celular sonó.

Lo tomé sin ganas. Era un mensaje.

“No quiero asustarte y que me golpees con un bate, ¿quieres bajar y abrir la puerta? - Liam” decía el mensaje.

Si estuviese en un día normal, me reiría… pero dadas las condiciones de que me dejó plantada… no quiero reír demasiado que digamos.

Bajé con vagancia la escalera. Si él se tomo el tiempo de venir, lo menos que puedo hacer es atenderlo. Me acerqué a la puerta, pero antes miré por la abertura y lo vi ahí. Entonces, abrí.

Él estaba ahí. Parado. Sin ninguna expresión en el rostro. Decidí no caer en la tentación o no hacerme vulnerable para que él, fácilmente, me seduzca con la mirada.

- ¿Qué quieres? – pregunté

- Necesito que me ayudes – contestó

- Es tarde y no te debo ningún favor, adiós – quise cerrar la puerta pero él lo impidió

- Esto no es entre nosotros, tengo un amigo que está herido y necesito que alguien me ayude – dijo él y vi la preocupación que había en sus ojos.

- Existen hospitales, Liam – dije

- No puedo ir a un hospital – dijo él

- ¿Por qué no? – pregunté

- Porque simplemente, no podemos aparecernos por allí, larga historia – dijo – por favor, si no quieres hacerlo por mí, está bien, pero hazlo por él

- ¿Por quién? – pregunté

- Por Zayn, mi mejor amigo – dijo él – sé que tu sabes algo de medicina.

Vi la angustia acumulada en sus ojos. No podía verlo así. Tuve que dejar mi orgullo y rencor de lado.

MI CRIPTONITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora