VI. Muerte

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¿Qué es la muerte? Es la separación definitiva de nuestro cuerpo y mente. Es posible que en ocasiones la mente se separe del cuerpo de manera temporal. Por ejemplo, cuando el practicante que ha completado su adiestramiento en la práctica conocida como transferencia de consciencia realiza esta meditación, su mente se separa del cuerpo. Este último permanece en el lugar donde el yogui está meditando, pero su mente viaja a una tierra pura para luego regresar de nuevo al cuerpo. Por la noche, cuando soñamos, nuestro cuerpo se queda tendido en la cama, pero nuestra mente viaja por diferentes lugares oníricos y luego regresa al cuerpo. Estas separaciones del cuerpo y la mente no son la muerte porque solo son temporales.

El maestro nos hace conscientes de que algún día nuestra vida llegará a su fin. Es algo que nos cuesta asumir y pocas veces nos gusta hablar de ello. Pero según estoy entendiendo y aunque ya era consciente de ello, venimos y nos vamos sin nada, solo queda de nosotros la mente. Por lo tanto, no deberíamos tener tanto apego a las personas y a las cosas ya que no vendrán con nosotros. Sin el apego, no hay sufrimiento.

CÓMO MEDITAR EN LA MUERTE

Primero realizamos la siguiente contemplación:

Mi muerte es inevitable y no es posible impedir que mi cuerpo degenere. Día a día, momento a momento, mi vida se va consumiendo. La hora de mi muerte es incierta, puede llegar en cualquier instante. Algunas personas jóvenes mueren antes que sus padres, otras nada más nacer, no hay certeza en este mundo. Además, existen innumerables causas de muerte prematura. Muchas personas fuertes y sanas pierden la vida en accidentes. Nadie puede garantizarme que no me vaya a morir hoy mismo.

También nos pone en aviso: El objetivo de esto es animaros a preparar una protección contra los peligros de los renacimientos inferiores. Si no lo hacemos ahora que poseemos una vida humana dotada de dones y libertades, y tenemos la oportunidad de hacerlo, cuando hayamos caído en uno de los reinos inferiores será demasiado tarde y nos resultará muy difícil volver a obtener otra preciosa existencia humana.

Las acciones perjudiciales de mayor gravedad son la causa para renacer en los infiernos; las de gravedad media, para renacer como un espíritu ávido; y las más leves, para renacer como un animal. En las escrituras budistas se dan numerosos ejemplos de cómo las acciones perjudiciales nos hacen renacer en uno los tres reinos inferiores. Este entendimiento debería animarnos a abandonar las acciones perjudiciales, acciones negativas, a practicar la virtud, acciones positivas, y a refugiarnos en Buda, el Dharma y la Sangha –los amigos espirituales supremos–, que es la verdadera manera de protegernos.

Si esto es así, no entiendo porque en el mundo hay tanta gente mala con lo difícil que es aspirar a una vida humana. Siempre he imaginado como sería un mundo libre de maldaz, pero cada vez está más lejos de conseguirse y uno se deja llevar por la vida asumiendo que es lo que hay y ya está. Me surgen muchas cuestiones, pero bueno, me centraré en mi misma y en conseguir una mejor calidad de vida, aunque sea espiritual.


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