Capitulo nueve.

875 81 8
                                    

«—Lo siento Harry, me he cansado de ti y de tus juegos —. Dijo Louis besando a aquel hombre de piel morena»

—HARRY —. Dijo Louis besando mi frente. —Sólo ha sido una pesadilla, estoy aquí.

Mi corazón latía demasiado rápido, mi cara tenía una ligera capa de lágrimas con sudor, todo fue una pesadilla y Louis está aquí, él va estar aquí para protegerme, él está aquí.

—Harry, ¿estás bien bebé? —

— ¿Eh? Si. —

Puse mi cabeza cerca del corazón de Louis, siento el latir de su corazón y es tranquilizante es como un abrazo cálido ese tipo de abrazos que te dan cuando es invierno y sientes que es la cosa más cálida en esos momentos.

—Harry, nos tenemos que ir—dijo Louis acomodando mi cabello con una mano

—No, quiero quedarme y abrazarte todo el día— dije

—No, Harry, ya. Mueve ese culo y vámonos—

—Pues ya que ¿verdad? —

Salí de la cama y es que la verdad no me quise cambiar así que solo me puse unos pantalones de pijama después de todo me iba a duchar y ¿para que mierda me voy arreglar para ir a la ducha?

—Hazza ¿Ya estas despierto? —grito Louis desde el pasillo

—SI, JODER —

No soy una persona que ame las mañanas y es que me pongo un poco grosero cuando despierto, pero aceptémoslo nadie es un pan de Dios a las 6 a.m. y si dices que eres un pan de Dios a esa hora, pues, mi querido amigo tengo que decirte que eres un mentiroso.

Estaba listo para el viaje solo que digamos que Gemma quizás no esté tan contenta de verme, un mes después de que Louis se fuera tuvimos una pelea bastante fuerte y fue ahí donde mi abuela decidió llevarla a Paris. Pero en fin ¿qué se le va a hacer? Louis quiere ir a verla y los deseos de Louis para mí son órdenes.

***

El viaje no era muy largo pero aun así me sentía cansado, sin energías y la verdad es que ya quería regresar a casa, soy consciente de que Gemma está a treinta y cinco minutos de mí y eso me pone incomodo, Louis me va a preguntar porque estoy tan alejado de Gemma y es que no tengo ganas de estar contando historias.

Después de treinta y cinco infernales minutos en ese avión por fin habíamos llegado a Paris y los ojos de Louis brillaban como dos lucecitas de Navidad, maravillado por todo lo que lo rodeaba, parecía un niño de cinco años que recibe un cochecito en su cumpleaños.

—Lou, mañana podremos ir con Gemma —dije mientras veía como su sonrisa iba desapareciendo

—No ¿Por qué? —respondió con un toque de tristeza en su voz

—Cariño, prometo que iremos con Gemma, hoy iremos a comprar ropa, comer, conocer la ciudad y nos quedaremos en un hotel de paso, mañana iremos al internado de Gemma y nos quedaremos un hotel cerca de ahí —

Louis simplemente asintió levemente y aunque estuviera un poco decepcionado el seguía con esa curiosidad brillando en su cara.

Eran las 8:35 a.m. cuando Louis decidió ir a desayunar a la Torre Eiffel, es nuestro último día cerca de la civilización parisina así que le di el gusto y lo lleve a desayunar a donde él quisiera.

Al llegar esperamos media hora para que nos dieran una maldita mesa pero en fin solo porque el día empiece mal no significa que vaya a acabar mal.

—Que voulez-vous commander? —pregunto un chico rubio parado frente a nosotros, supongo que es nuestro mesero.

Ahora que lo pienso debí haber puesto más atención a las clases de francés en la escuela.

—Oui, Je veux une omelette avec du café noir—dijo Louis, no sabía que hablara francés— ¿Tu qué quieres mi amor?

—Mousse de chocolate— respondí. Cada sábado desayuno mousse de chocolate echo por Amy, hoy es sábado así que tengo que desayunar mi mousse de chocolate.

—Et pour lui une mousse au chocolat —

—Bon, une fois que j'apporte—asintió el mesero con un leve movimiento de cabeza y una sonrisa en el rostro

Después de una larga platica y un buen desayuno con Louis era hora de irnos. No teníamos un auto disponible para nosotros así que la mejor idea para moverse por la ciudad era el tren o el metro.

Nos movíamos por las tiendas como si fuera un gran laberinto lleno de sorpresas a cada esquina que volteáramos a ver, los curiosos ojos de Louis se movían por doquier examinando cada rincón de la gran calle que teníamos enfrente de nosotros, cada tienda que entrabamos eran sorpresas nuevas. La ropa que habíamos comprado era hermosa pero era más hermoso ver la sonrisa de Louis. Dieron las seis de la tarde y fuimos por uno de esos pasteles de la pastelería Pierre Hermé.

Es hora de emprender un viaje para ver a Gemma.

PandemoniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora