Capitulo once.

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El agua parecía ese día una balsa de aceite, que rompía el dorado reflejo del sol en una miríada de pequeñas luces que dañaban mis ojos. Me puse de nuevo las gafas oscuras antes de mirar de nuevo hacia el mar.

Ere mi primer día de playa de este año, aunque la temporada de buen tiempo había empezado hacía ya un par de meses. Otros años empezaba a ir a la playa desde que Gemma saliera de la escuela, claro eso fue cuando Louis no había ido a la cárcel y seguía con nosotros. Ahora, sentado sobre la cálida arena a lado de Louis, me daba cuenta de cuanto lo había extrañado.

Unas chicas caminaban por la orilla, tapándome la vista un momento. Las seguí con la mirada solo por curiosidad, admirando como la melena rubia de una de ellas brillaba bajo el sol.

—Están buenas, ¿eh?— dijo el tipo que estaba sentado a unos cuantos metros de mí.

Supongo que todos miramos a las chicas por diferentes razones, él las miraba por deseo, yo por curiosidad. Yo quiero saber dónde compro ese labial rosa y él quiere tener esos labios rosas chupándole la polla.

—Supongo —dije volviendo mi mirada al mar.

—¿Cómo que supongo? ¡Pero mira ese culo! —Supuse que se refería a la rubia, que era bajita y redonda, con unas caderas que se meneaban sugerentes a cada paso. La otra era demasiado respingada y alta. Se rascó la entrepierna impaciente y sonrió—. Joder, me he puesto caliente. ¿A ti no?

—No. No es mi tipo —aclaré—. Mi tipo debe tener pene y por lo consiguiente ser un hombre.

Al parecer el tipo era homofóbico porque tomo sus cosas y salió de ahí susurrando "maldito maricon".

Por otro lado estaba Louis. Su piel estaba adquiriendo un precioso tono dorado que resaltaba contra los bermudas azules que usaba como bañador. Bajo la tela húmeda por un reciente baño, podía adivinarse la incipiente erección que había producido un chico rubio que había pasado por ahí. Paseé mis ojos por su piel, sintiéndome protegido por las gafas del sol, y esta vez fui yo quien tuvo que rascarse incómodo.

—Voy al agua. Tengo calor

Louis asintió para hacerme que había escuchado y me dio una palmadita en una nalga. Me paré un momento, cuando el agua fría me tocaba los pies, dejando que mi cuerpo se aclimatara un poco, luego entré y no paré hasta sumergir la cabeza bajo el agua, permitiéndome que el agua salada se llevara mi súbita calentura. Cuando emergí me di cuenta de que era la primera vez que pensaba en otro hombre de esa manera desde que estaba con Louis. Antes de estar juntos había fantaseado con muchos, incluso con Zayn alguna que otra vez, pero nunca después de conocerle. ¿Qué significaba eso? Intenté mirar dentro de mí y descubrir que sentía por Louis. ¿Había dejado de quererle? ¿De desearle? Cerré los ojos, mortificado, intentando sin éxito controlar mis pensamientos y sintiéndome más culpable cada momento que pasaba, no pudiendo evitar sentir que lo que estaba pensando era una traición para mi novio.

Salí del agua, sacudiéndome el agua del pelo y me crucé con un hombre que me echó una significativa mirada, lo que hizo sentir aún más sucio, al obligarme a plantearme durante una décima de segundo que podría tirármelo.

Me senté de nuevo sobre mi toalla y me puse las gafas de sol. Louis se incorporó y se sentó a mi lado.

—¿Qué tal el agua?

—Estaba buena. —Abrí la neverita de habíamos traído y saqué una Coca-Cola—. ¿Quieres?

Louis dio un largo trago y me devolvió la lata

—Oye Lou...

—Dime.

—Tengo esta inquietud, creo que quizás esté un poco mal, pero no sé. Es que me he fijado en otro chico, no digo que te vaya a dejar —dije asustado—. Si no que, me ha parecido guapo y espero que eso no te parezca mal

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