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Antes el desayuno no era la gran cosa para ambos, a Enji le importaba en lo más mínimo si comía algo en la mañana y Hōku solía comer tarde por la universidad.
Y ahora, esa rutina ha sido desechada, se turnan cada mañana para preparar algo y siempre el ambiente es agradable con una que otra charla mientras comen. Es el turno del más joven para cocinar, no es de preparar muchas cosas; nunca es su fuerte.
—Pensé que te habías vuelto a dormir.— mencionó divertido poniendo parte de la comida en la mesa —¿Problemas con la corbata de nuevo cariño?
Enji bufó como respuesta, no porque fuera una de las bromas que el menor solía hacer para sacarle de quicio...sino porque lo que decía era verdad.
—Sería buena idea hablar con tu padre acerca de esto ¿No crees?— continuó hablando con tono burlón mientras le ayudaba con la dichosa prenda —Ni tú ni yo somos fan de estas cosas.
La diferencia de alturas era hasta cómica, Hōku necesitaba que Enji estuviera sentado para ayudarle con algo tan simple como el nudo de la corbata. Bueno, a veces esa diferencia es beneficiosa.
—¿Sabes? A veces pienso que cambiar de carrera no es tan mala idea.— habló Hōku tras masticar parte de su tostada —Después de todo, los cursos que debo recuperar son los que más detesto.
—Típicas excusas de un mocoso.— respondió Enji concentrándose más en terminar su café.
—¡No son excusas!— refutó —Solo me asusta terminar con tu actitud, gruñón.
El pelirrojo lo miró levemente molesto.
—Solo bromeo.— murmuró viendo al mayor levantarse —¿Irás a recogerme en la tarde?
—Tienes piernas.— el pelirrojo se dirigió a la puerta listo para irse —Quítate de allí.
—¿No se te olvida algo?— Hōku señala sus labios riendo antes de recibir otro beso a modo de despedida —Suerte en tu trabajo, gruñón.
Viendo como el mencionado finalmente se retira Hōku reafirma una cosa.
