HISTORIA X

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Sugerida por:
@patataescribiendo

›Espero y la disfrutes‹

Vida o muerte

Mientras pensaba en maneras posibles de ocultar un cuerpo teniendo sólo una bolsa negra y una pala, buscaba a Suigetsu en todo el instituto. El muy desgraciado me dijo que nos viéramos en la cafetería después de clase de historia, y después de esperarlo media hora nunca llego. Ya fui a los lugares en que acostumbra pasar: El patio, corredores, los vestidores de porristas, el baño de chicas. Incluso intente en sitios como la biblioteca o el salón de matemáticas. Ahora me dirijo al único sitio que me falta por revisar: El gimnasio. 

Me detengo un momento y contemplo las grandes puertas del gimnasio. El solo recordar los interminables ejercicios que nos deja el profesor Gai hace que me tiemblen las piernas. Abro la puerta sin ningún resentimiento y escaneó el lugar detalladamente. Aparentemente no hay nadie.

—¡Se que estas ahí Suigetsu! —gritó a todo pulmón y al no escuchar respuesta alguna me adentro al lugar en pasos firmes—. No te servirá de nada esconderte.

Sigue sin aparecer. Vuelvo a revisar el lugar y se me eriza la piel en cuanto siento un pesa extra en mi hombro. Me giró despacio y me topo con la mirada fría de un chico en traje blanco. Sentí unas ganas inmensas de golpearlo por haberme asustado así pero... No quiero dañarle ese rostro angelical que tiene. Así es, este chico parece un maldito ángel.

—¿Qué haces aquí? —pregunta. No solo parece un ángel, también tiene la voz de uno.

La sangre se acumula en mis mejillas y cómo no habría de hacerlo ante tal presencia. Me quito los anteojos de montura negra que llevaba ese día (que bien que traje esos) y empecé a morder una de sus patas.

—Yo solo... Pasaba por aquí —dije coqueta, y sin pensarlo empecé a balbucear un montón de tonterías que seguro lo estaban aburriendo, pues tenía cara de "alejenme de esta loca". No me arrepentí de nada y continúe—. Soy Karin, ¿y tú nombre, guapo?

—Neji.

Perfecto. Simplemente perfecto. Es el nombre perfecto para este galán de telenovelas.

Yo sigo echando humo por las orejas y despilfarrando cursilerías por la boca y Neji solo rueda los ojos una y otra vez. Luego cruza los brazos y desvía sus ojos perla a algún otro lado del gimnasio. Eso no hace más que provocarme, así que me aproximó a él y en cuanto estoy a punto de abrazarlo una estruendosa voz que conozco perfectamente grita desde la puerta después de haberlas abierto de una patada.

—¡Aquí estas Karin! —anuncia y yo me vuelvo a colocar los lentes mientras giro en su dirección.

—¿Qu-qué crees que estas haciendo? —clamó indignada, y enseguida recuerdo lo que tenía planeado hacer con él en cuanto lo viera—. ¡Eres hombre muerto!

Antes de iniciar una persecución, literal, de vida o muerte para Suigetsu, el apuesto Neji me detiene tomandome del brazo. Yo lo observo confundida pues no me esperaba esa acción suya, y parpadeó repetitivamente sin despegarle los ojos de encima, y mucho menos sin apartar mi brazo de entre sus dedos.

—Karin —dice—, sí te parece, puedes pasarte cualquier otro día por aquí.

—¿D-de verdad? —espeto emocionada e imaginandome como una futura historia de amor surge después de este extraño incidente. Deberé dejar vivo a Suigetsu para poder agradecerle.

—Sí —sonríe haciendo que mis piernas se vuelvan de gelatina y me adviertan que estoy a punto de desmayarme—. Nos hacen falta miembros en el club.

—¿Ah? —¿han visto un avión caer? Pues así es como están mis sueños y esperanzas: Se están desplomando directo al suelo.

—Se ve que tienes potencial para el karate. Deberías pensarlo.

—Sí, claro. Lo pensaré.

Salgo con el ego por los suelos y el corazón destruido. Es una lastima, en fin. Ni que fuera el último chico sobre la faz de la Tierra, pero si conozco el último día sobre la tierra de un chico.

—¡Suigetsu!

Pequeñas Historias
2/Agosto/18

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