HISTORIA I

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Sasuke y los tomates

Mientras pasaba por unos campos de cultivo, el Uchiha tuvo la necesidad de detenerse. Miro hacia ambos lados percatándose de donde se encontraba. No era una simple coincidencia que aquellos cultivos a su alrededor fueran de tomates. Enormes y muy enrojecidos tomates.

Su estómago empezó a emitir extraños sonidos, era obvio que lo provocaba, pero Sasuke no quiso levantar sospecha.

Sería fácil que tomara un tomate de cualquier planta, pero el no era así, no era su estilo, no se conformaría con tan solo un tomate. Eso pensaba, eso creía ya que podía notar esa pequeña cerca electrificada rodeando el lugar.

Para él sería fácil brincarla, puesto es uno de los mejores ninjas, pero eso no evitaría que tuviese que lidiar con los perros que protegían el campo. Aunque para él sería fácil, solo les aplicaría algún genjutsu y listo, asunto resuelto.

Su estómago volvió a gruñir, sacándolo de sus pensamientos y haciendo que sus ojos se posaran en la silueta de esos exquisitos tomates.

Si no quería verse envuelto en tanto problema, entonces podría abrir un portal con el rinnegan, lo que ayudaría a conseguir una gran cantidad de tomates rápidamente, sin embargo, podría debilitarlo ya que esa clase de jutsus son agotadores.

Volvió a sus pensamientos. Sino podía usar su talento como ninja para conseguir sus amados tomates, entonces... Tendría que usar medidas drásticas.

No muy a lo lejos se encontraba un pequeño granero y, junto a este, una casa; seguro ahí vivían los dueños del cultivo. Tocaron a la puerta de dicha casa, un señor de edad avanzada, atendió y, al abrir la puerta, pudo observar un alto muchacho de cabello azabache y de un solo brazo; pero lo que más destacaba de dicho joven, era ese peculiar bigote entre su nariz y labio.

—¿Qué se le ofrece? —pregunto el vejete.

El joven se aclaró la voz.

—Soy de la compañía "Di si al SasuTomate ya que es canon" —dejo escapar rápidamente—. Y he venido a revisar sus cultivos.

—No recuerdo haber llamado a ninguna empresa para desempeñar ese labor.

—Es por que somos eficientes. Además, como dice nuestro lema "nada vale más que un tomate bien rojito" —decía alzando el pulgar.

—¿Y los gastos?

—No tiene de que preocuparse.  Todos nuestros servicios son totalmente gratuitos —anunció con asombro—. Ahora, si me permite, ¿podría mostrarme los tomates?

El viejo llevó al azabache a su campo de tomates. Tan solo pusieron un pie dentro, los perros no dudaron en rodearlos; pero por unas palabras del dueño, fue suficiente para que se alejaran.

—Bien, revisar el fruto —Sasu... El trabajador se agachó a la altura de una planta.

Tomo con su única mano un tomate que salía por un lado de la planta y lo observaba a detalle. Debes en cuando emitía un "mmm... Interesante, interesante".

—¿Todo se encuentra bien? —pregunto preocupado el viejo.

—Me parece sospechoso —miro en dirección del dueño—, tendré que observar por un tiempo una gran cantidad de estos tomates en mi... Consultorio —sudo frío.

—Si usted lo dice —cedió—. Puede llevarse los que desee.

El muchacho de azabache cabellera saco un costal, que de casualidad tenía entre sus cosas,  y empezó a meter una gran cantidad de tomates dentro de este. Cuando el costal se lleno por completo, lo colocó en su espalda con pesadez.

—Esto es todo lo que necesito. Cuando tenga el resultado, regresaré a comunicárselo.

—Será de gran ayuda.

—Ahora si me disculpa, tengo que irme.

El del bigote salió del lugar. Cuando se alejo lo suficiente, dejo escapar un suspiro colocando el costal en el suelo. Des hizo el jutsu y el bigote de su rostro desapareció dejando ver que era Sasuke del que se trataba, aquel supuesto trabajador.

—No fue tan difícil —dejo escapar.

Tomo nuevamente el costal de los tomates y lo subió a su espalda. Siguió su camino silbando una pequeña melodía.

Pequeñas historias
Publicada
18/Octubre /17

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