Capítulo 3

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Una vez que terminé de procesar lo que ella acababa de decirme, me senté a su lado.

—Tú y yo... ¿Qué somos?—. Le pregunté directamente y la miré.

—Somos mejores amigas, desde pequeñas, tenemos más amigos también.— me miró aún más dolida pero trataba de disimularlo.

—Entiendo pero ¿Por qué no me habías venido a buscar antes?—. Pregunté de nuevo.

Ella pensó un momento, estoy segura que busca las palabras adecuadas. Mientras ella piensa yo desvío mi vista a la casa de enfrente, había un grupo de personas de edad media y algunos jóvenes.

—Rouse, ¿Dónde estabas?—. Escuché a mi madre hablarme y voltee a verla.

—Salí a caminar un momento y me encontré con Astrid.— Contesté mirándola. —¿Necesitas algo?

Ella miro con bastante molestia a Astrid, me sentí sorprendida por su actitud pero no lo demostré ¿Por qué hacía eso?

—Metete a la casa, necesitamos hablar.— Fue lo único que dijo y se volvió a meter a la casa. Astrid se levantó y se acercó un poco a mí.

—No entiendo, no entiendo por qué se puso así yo...— la interrumpí, ¿Se culpaba?  Me extrañe aún más sin hacerlo notar, toqué su hombro y ella me miró fijamente.

—No tienes nada de qué disculparte, ¿Dónde vives?—. Le pregunté y miré alrededor, me mantenía seria.

—Ahí, cruzando la calle.— Apunto a la casa que estaba a lado de la que se encontraba al frente. Astrid se miraba agotada, bastante cansada, yo la observé mientras trataba de descifrar que era lo que le sucedía.

Finalmente miré la casa, me pareció extraño, se miraba muy apagada, sabía que estaba nublado pero eso era exagerado.

—Te veo en la noche, a las nueve, ¿Te parece?—. Sonreí un poco sin mostrar los dientes y ella me miraba indecisa.

—Lleva al resto de los chicos, quizá los recuerde si hacemos algo, ¿Si?—. Ella asintió contenta y beso mi mejilla como despedida, fue extraño pero no le di importancia alguna.

Se fue y yo entré a la casa, caminé a la cocina y estaba mi madre ahí, tenía una taza color blanca, los brazos cruzados y me miró. Yo no mostré sonrisa ni culpa por haberme salido, ¿Le avisé no?

—No quiero verte con Astrid.— Finalmente habló sin dejar de verme.

—¿Por qué?—. Puse mis brazos a los lados y seguía mirándola fijamente.—

—Es una drogadicta y mentirosa, igual que todos sus amigos. No quiero verte envuelta con ninguno de ellos, ¿Te ha quedado claro?—. Apreté los labios, otra vez una órden, eso comenzaba a irritarme.

—Si hablamos de mentiras, creo que no eres la indicada para decirmelo.— Me acerqué con una sonrisa burlona y puse mis manos sobre la espalda de la silla que tenía delante.

—¿Me estás diciendo mentirosa, Rouse?—. Se levantó; estaba furiosa. —Yo no te criado durante dieciocho años, para que tú estúpida amiguita llegue te diga que sabes cuántas cosas  y tú tengas que llamarme mentirosa.—

Cruce los brazos, me mantuve tranquila, por alguna razón no me importaba que se alterará.

—Yo no dije eso pero, ¿Cómo le llamarías a una persona que le oculta a su hija, que tuvo un accidente, quedó en coma y acaba de despertar? ¿Cómo crees que me siento al respecto?—. Relamí mis labios sin dejar de verla. Ella se quedó callada.

—¿Entonces es cierto?—. Me sentí indignada. —¿Por qué no me lo dijiste?—. Mi molestia me hizo que hiciera un puño con mis dos manos, me estiré por completo.

—No te lo dije, porque el médico ordenó que no lo supieras y los recuerdos te iban a llegar, poco a poco. No debíamos presionar hasta que llegó Astrid.— Se alejó un poco, sentía miedo y eso me hizo sonreír ligeramente. La tenía acorralada de una o de otra manera. >¿Por qué<

—Mira mamá, de una o de otra manera tenía que saberlo. Mínino tenías que hacerme recordar cosas y no te importo en absoluto.— Seguí sería y caminé a la puerta iba a subir a mi habitación. —Yo voy a juntarme con quién se me de la gana.— Comencé a subir las escaleras con tranquilidad.

—Rouse, ni te pongas en ese plan. Rouse, ven aquí en éste instante.—Gritó y yo bostece, estaba cansada, subí a la segunda planta y entre a la habitación azotando la puerta, le puse seguro y me acosté en la cama.

Los ojos me estaban ardiendo así que los cerré, comencé a mover mi cabeza a los lados, me estaba aturdiendo.

"—Alguien ayúdenme, por favor.— escuchaba. Mi pecho subía y bajaba violentamente por las respiraciones, agitabas, no tenía miedo, tenía rabia.

No era una buena situación pero en eso mis ojos no ayudaban, no sabía que había a mi alrededor pero si lo oía.

Gritos, gritos desesperados si movía la cabeza de lado izquierdo. Lamentos y dolor escuchaba del lado derecho. Si levantaba un poco mi cabeza, podía escuchar disparos y si bajaba mi rostro oía como gente lloraba."

Abrí los ojos y levanté mi torso bruscamente de la cama. Voltee a los lados 8:13 PM decía el reloj sobre la mesita de noche a mi lado derecho.
Controle mi respiración suavemente, me dolía el pecho. Subí mi mano izquierda tocando mi frente ¿Agua? No, sudor. Estaba sudando frío.

Todo estaba demasiado extraño, mis ojos ardían ¿Cómo podía dormir tanto? ¿Por qué sudaba frío? ¿Qué era eso qué había soñado? Tenía tantas preguntas y tan sólo sentía que había renacido, algo estaba mal, estaba muy mal.

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Aquí les traigo otro capítulo, fue difícil estarlo haciendo. Todo a mi alrededor era una distracción y me hacían enojar.

Lo prometido es deuda, espero que les guste, otra cosa estoy dentro de una lista ahh, fue muy emocionante porque apenas voy empezando #91 en la categoría de #Asesino. Bueno ya me bajaron al #101 pero aún así estoy feliz ❤️

Lamento si el capítulo está muy corto :c trate de hacerlo rápido pero trataré que los siguientes capítulos sean más largos.

Me siento muy feliz en serio.

Gracias a esas personitas que me leen, en serio, se los agradezco. Su apoyo me motiva ❤️ gracias nuevamente

—M. McCarthy.

®Cruel despertar© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora