Capítulo 3:
-¡Mañana!, ¡Viva!- me dije a mi misma, noten mi enorme sarcasmo.
Era hora de regresar. Odiaba el tener que levantarme temprano, maldito colegio y sus reglas de levantarse temprano para ir a algo que detesto, no podía hacer nada más que seguir si quería ser algo en la vida, odio siempre que me dicen eso, siempre me lo tiene que recordar.
Busqué mi conjunto favorito, no me había fijado en la hora, se me hacia tarde, ya no tenía ni tiempo para desayunar, sólo recuerdo bajar las escaleras casi tirada a la primera planta, haber salido corriendo, me había retrasado un poco, no era la gran cosa, pero según yo, 10 minutos de retraso no eran la gran cosa. Sabia que no era la única que iba tarde, claro, mi gemela. Louise también iba tarde, me la encontré mientras iba de camino:
-Hola preciosa.
-Hola lindura.
-...Tarde como siempre- dijimos juntas suspirando.
-Odio esto, siempre lo mismo, deberíamos tener otro día libre.
-Hay que protestar, merecemos más descanso.
Llegamos al aburrido colegio, el que tuve que soportar 12 años, casi 13, toda una vida aquí, ya lo de costumbre, nos castigaron por llegar tarde, ya no hacia efecto en nosotras, era lo mismo de siempre, algo de servicio comunal, ya nos conocían lo suficiente así que nunca hacíamos nada. Entramos a nuestro horrible salón, primera clase, Química, ¿Algo más no lo podría empeorar?
-Chicas, habrá ensayó de los Troncats, las necesitamos a las 3- anunciaba Louise y todas las miradas de los chicos caían en ella.
-Esfuercense más, sino serán expulsadas- recalcaba para que no perdieran la energía estas perdedoras.
Todas nos miraban con envidia como era de costumbre, los chicos babeaban por una oportunidad con nosotras, las chicas no podían llegar a nuestro nivel y eso es lo que las molesta mucho, sólo somos nosotras, aceptan nuestras reglas o abandonan el equipo, definitivamente somos difíciles de entender, rudas y dulces en algún nivel, pero sobre todo de carácter fuerte.
-Oye preciosa guardanos un lugar para verte- gritaba el inútil de Zack, tratando de llamar mi atención.
-El único puesto que tendrás es en el basurero donde te dejare tirado, bastardo- este chico ya había estado con la mitad del equipo de porristas.
-Vamos nena, no seas tan así, si no me iré con tu amiga.
-Te me acercas y te rompo la cara- podía escuchar como todos retractaban a Zack por el comentario de Louise.
En el equipo de fútbol había de toda clase de chicos, Zack, el capitán y mi ex por desgracia; Ashton, el mejor amigo de Zack; Allan el chico nuevo, un poco tímido; Joe, el ex de Louise; Nathan, otro ex y el que fue mi primer novio y Richard nuestro amigo, ellos son los más populares del equipo, los otros chicos son otros completos bastardos que son intimidadores, pero que no se meten con nosotras.
En 3 días, el equipo jugaría para pasar a la semi-final, todos estaban súper nerviosos, se supone que sería la semana entrante pero este se adelantó, tenemos que tener a las porristas listas para el partido. Nuestra fácil y sofisticada rutina que tanto amaban los profesores de cada academia, seguro nos contrataban para las competencias estatales, es posible.
Como capitanas, Louise y yo buscamos hacer lo básico de nuestro equipo, los giros triples hacia atrás, la pirámide invertida, el tiro doble con estrellas y split frente a la audiencia y nuestro gran apoyo con nuestro lema: "Nuestra dulce victoria, está en la cancha, T R O N C A T S" teníamos uno de los mejores equipos de porristas de la ciudad, muchos admiraban nuestro talento.
-...Y 1, 2, 3, salto... giro.. y... 1, 2, 3- dábamos las instrucciones a las chicas, teníamos que cambiar un poco la rutina de inicio.
-Lo hacen mejor, estábamos a punto de expulsarlas, sólo estaban aquí para poder estar con uno de estos patéticos perdedores- señalé al equipo de fútbol reunido en aquellas bancas.
-Escucha preciosa, estamos en el equipo, así que deja de decir eso y trae la planilla.
-Tu no me dirás que hacer, sigue entrenando a tus chicos y yo a mis chicas.
Lo deje callado, por fin lo deje en su lugar, ya poco para que este último año terminara, teníamos que esforzarnos y saber que era lo que queríamos, decidir eso es complicado, ya es un plan, y como todas chicas que quieren tener un futuro, ya habíamos hablado con Louise de esto, queríamos una oportunidad fuera del país, algo como en New York, Miami o quien sabe... Nueva Zelanda... Eran unas opciones agradables y de las mejores, aún no podemos confesar de que se trata, es un plan nuestro.
Después de largas horas y horas de entrenamiento, mañana era el gran día, el partido que definía si estos se quedaban acá en casa o lo daban todo buscando el primer lugar, habíamos ensayado lo suficiente como para que algo saliera mal, teníamos todo un conjunto completamente formado, por cualquier incidente, hay reemplazo y cambios, todo estaba más que listo.
...
Louise se adelantó y me dejó a mí en mi casa, salí tarde, tenía que estar a las 8:30 y eran casi las 9am, sólo salí corriendo y un chico descuidado me paso golpeando y yo solo recuerdo haber caído al suelo y ver que el chico solo recogió lo que era suyo, me volteó a ver y sonrió, y se fue corriendo, me dejó en el suelo, que poco caballeroso de su parte, recogiendo mis cosas encontré un cuaderno que decía: Dylan Tefth.
-Oye, dejas tu cuaderno- grité.
El chico giró, me escuchó y regreso por el, solo recuerdo que me lo arrebató de mis manos y salió corriendo de nuevo, ni siquiera me agradeció ni nada, muy poco este chico, no sé de qué me quejaba así que mejor solo salí caminando tratando de olvidar lo que recién paso, debo dejar de chocar con chicos.