Cuesta Arriba

Chapter 3

Una infancia no tan feliz (2/2)

San: Bueno chicos, ahora me dedicaré a continuar por donde quedamos para finalmente terminar la etapa de mi infancia. El Prólogo de lo que sería la vida de allí en adelante.

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NARRADOR P.O.V

Muerte cerebral es definido básicamente como aquel estado en que las funciones del cerebro se perdieron para siempre, se apagó permanentemente. No hay manera conocida para revertir este estado una vez se haga presente.

O eso es lo que dice la ciencia, aunque parezca imposible de creer, hay casos confirmados en que personas lograron recuperarse de ese estado.

Eso es lo por lo que estaban rogando precisamente los padres de Santiago, esperaban un milagro. Luego de que le declararon la muerte cerebral lo dejaron en una habitación de cuidados intensivos, conectado a soporte vital para darle tiempo a los padres de decidir que harían. Los cuáles no dudaron ni un segundo en rogar y esperar por un milagro.

Los familiares ni bien se enteraron de eso acudieron inmediatamente al hospital para intentar darle un pequeño apoyo a los destruidos padres, o eso querían aparentar. La verdad es que no todos fueron con esas intenciones, los demás fueron más del lado de Juan o para quedar bien ante los padres.

En efecto, él no era el único que veía con malos ojos al crío. Pero la diferencia es que los demás solamente lo miraban mal, pero no llegaban al extremo de intentar orquestar algún plan en su contra, Juan era el único con esa mentalidad.

Hablando del rubio, éste observaba con una sonrisa victoriosa hacia el cuarto del niño con unos grandes ojos de deseo. Deseo por finalmente deshacerse de él.

Por supuesto, eso no pasó desapercibido por Lisandro, el cuál fue para encararlo.

Lis: *sarcástico* Me sorprende mucho verte aquí, primito.

Juan: ¿No es verdad?

Lis: Ya basta de juegos, dime para que demonios viniste aquí antes que te saque a las patadas.

Juan: ¿Acaso no tengo derecho de ver a mi pobre sobrinito enfermo?

Lis: ¡Por supuesto que no!

Juan: Ah vamos Lisandro, no entiendo como te puedes preocupar tanto por este adefesio. Míralo, está cual vegetal, no se va a salvar ni en pedo. Yo que tú dejaría de derrochar plata para nada y lo desenchufaría.

Lisandro sintió desde su interior una furia asesina inminente crecer como un incendio descontrolado, solo faltaba la chispa final para que explotara.

Lis: ¿Qué fue lo que dijiste de mi hijo? ¡Repítelo, maldita basura!

Juan: ¿Qué parte? ¿la parte de que es un adefesio o de que lo desenchufes para facilitarme el venderle a la ciencia esto?

El rubio lo estaba provocando, realmente disfrutaba con ver a su primo enojarse. Pero no se vio venir el golpe de su parte, literalmente.

Y sus súplicas fueron escuchadas, Lisandro finalmente explotó y le dio un fuerte puñetazo que lo derribó al suelo de nuca, dejándolo inconsciente. Tuvieron que agarrar al hombre entre cinco para que no se abalanzara y terminara de masacrar a su primo.

En medio de toda la conmoción no escucharon que dentro del cuarto donde estaba Santiago la máquina que le medía el pulso empezó a emitir unos fuertes pitidos, indicando la presencia de actividad cardíaca.

Los médicos fueron corriendo a toda marcha para socorrer al inconsciente padrino y para ver que pasaba con el niño.

Doc1: ¡Recuperó el pulso! pero está en fibrilación.