Chapter 4

7 2 1
                                    

 La puerta de entrada al infierno en la tierra: La adolescencia.

Ese día finalizó con una gran disputa en la sala de espera. Juan defendiéndose como podía de las acusaciones de Iván, era tal el calibre de la situación que tuvo que intervenir seguridad y separarlos antes que empiecen a los golpes.

Iván: ¡Eres un maldito, no puedo creer que realmente lo hayas hecho!

Juan: ¡Y yo te repito que sigo sin entender de lo que me hablas loco de mierda!

Iván: Dale, ¡¿te crees que no sé que tú fuiste quién casi desenchufa las máquinas de la habitación de tu ahijado?!

Juan: ¡Y yo te repito que ese día no pude ni salir de mi oficina del laburo que tenía, a diferencia de tí!

Iván: ¡¿Qué dijiste?! ¡Ahora si sacaste boleta hijo de un camión de putas, vení para acá!

Los guardias tuvieron que llevarlos a sectores separados del hospital para poner trapos fríos a la situación, Juan terminó por irse muy ofendido del lugar y amenazando con hacer una demanda por las "acusaciones sin sentido" de parte del médico. Realmente por dentro el tipo del apuro que tenía por irse no pudo inventar algo mejor, en vista que lo tenían entre la espada y la pared no le quedó de otra que irse como pudo junto a sus hijas.

Tuvo que batallar para separarlas del lado de su sobrino, en cuanto cruzaron miradas lo miró con un odio bastante profundo.

El castaño no entendía nada a la vez que sujetaba con fuerza a su hermano y a su otra prima por temor a que también se los arrebataran. Los demás observaron mal a Juan por aquel acto, pero el rubio no cruzó palabra con nadie, estaba más empeñado en irse lo antes posible del lugar.

Al final Santiago salió del hospital a la semana de despertar, su salud empezó a mejorar bastante bien. Un poco de papeleo y unos estudios preventivos más tarde y el chico salió caminando del hospital. Pero no salió siendo la misma persona, esa experiencia lo dejó marcado psicológicamente. Pero a su vez hizo otro efecto no esperado en él, su CI, de alguna manera, había aumentado exponencialmente para alguien de su edad, prácticamente era un superdotado.

Pudo regresar a la escuela prácticamente al mes y medio de producido aquel incidente, y no le costó prácticamente nada reincorporarse al grupo. Pero algo pasó durante su ausencia, y fue que la escuela había tomado 6 alumnos repitentes de dos años mayores que el resto del curso. Este grupito se dedicaba a molestar a básicamente el que se les antojara. Y al ver regresar a Santiago pensaron inmediatamente en que tenían carne fresca.

No pasó ni el primer día que empezaron a ponerle sobrenombres como "el Niño Arcoíris" "Adefecio" "Mutante" "SanTonto" "Nerd" "Traga Libros", y un largo etcétera.

El castaño fue criado recibiendo apodos como esos en su barrio, pero todo dentro de un ambiente de bromas. No le molestaba mucho que digamos, pero cuando las burlas empezaron a ser más intensas ahí fue cuando las cosas cambiaron.

Su ánimo empezó a decaer al ver que los amigos que tenía se empezaban a alejar de su lado, nadie le hablaba, prácticamente en unas semanas pasó a ser un total marginado.

A eso se empezó a sumar el abuso físico, desde hacerlo tropesar a propósito hasta una paliza grupal. No es que la escuela de un día para el otro se les unió en la causa, pero algunos festejaban eso y hasta le hechaban mas carbón al fuego.

Fuera del colegio, las cosas no le estaban yendo del todo bien: sus padres atravesaban por una muy difícil situación económica y los ánimos en su casa no eran los mejores. No es que había abuso verbal o físico, pero el de por sí tener un ambiente deprimente es más que suficiente para dejar a una persona afectada emocionalmente.

Cuesta ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora